¿Elecciones inevitables?
En España un pacto electoral parece ser entendido, sobre todo, como una bajada de pantalones. Ceder en parte de mis aspiraciones para lograr un acuerdo puede ser razonable, pero se contempla como más serio aquello de “conmigo o contra mí”. La posición personal de la mayoría de los líderes se está situando por encima del compromiso por sacar el país de esta grave situación. Vista así la cosa, unas nuevas elecciones se presentan como ineludibles. Los electores podríamos solicitar algunas premisas sencillas: primero, que al menos un tercio de los nuevos aspirantes a diputados de cada partido sean distintos, los anteriores no fueron válidos; esto puede incluir a los cabezas de lista de cada formación. Segundo, que la campaña no dure más de tres días: todo está ya dicho, no gastemos en exceso un dinero ya escaso. Tercero, que Hacienda multe a los partidos con un recargo por no haber satisfecho a tiempo su obligación de formar Gobierno en el largo tiempo ofrecido. Es lo que hace con los ciudadanos de a pie.— Rafael Marín Iranzo.
