Una palabra en el paraíso
Incluso quien conozca el significado de ‘offshore’ puede quedarse sin entender nada cuando se usa en español
Las noticias sobre los papeles de Panamá han intensificado el uso del anglicismo offshore, que locutores, redactores y contertulios emplean con toda naturalidad sin importarles que una enorme parte de su público no entienda nada. Incluidos muchos de los que aprendieron inglés.
El vocablo offshore se refiere a empresas y países con escaso control tributario, pero nada de lo que hay dentro del término sugiere eso: tal expresión significa literalmente “fuera de la playa” o “costa afuera” (on shore significa “en tierra”; y shoreline, “línea de costa”). Así que quien conozca la traducción y sus analogías se quedará con un palmo de narices si no se le ofrecen más detalles.
Tenemos aquí, pues, un claro ejemplo de la diferencia entre significado y sentido. Algo así como si uno cuenta que un compañero le ha hecho la cama y el interlocutor entiende que habría que dar las gracias a tan solícita persona. Del mismo modo, el significado de offshore (“fuera de la playa”) va por un lado y el sentido por otro.
El sentido se suele construir a base de metáforas y otros recursos retóricos que, en contextos insistentes, modifican o amplían el significado. En inglés, offshore equivale a lo que nosotros hemos dado en llamar “paraíso fiscal”, expresión que también se ha construido mediante la ampliación del término “paraíso”. Se ve que alguien pensó un día en inglés que todo lo que estaba fuera de su tierra firme no quedaba al alcance de los inspectores fiscales, y que, por su parte, alguien que imaginaba en español identificó la ausencia de impuestos con el paraíso de Adán y Eva, de quienes no consta que hicieran la declaración de la renta.
Las empresas offshore son, pues, las empresas paraíso, las del limbo fiscal, las empresas de la evasión tributaria…, incluso las empresas del escaqueo.
Si esos términos se usaran tanto como offshore, quedarían acuñados con facilidad.
Ignoro qué lleva a algunos periodistas a decir que Fulano o Mengana “tienen cuentas offshore” cuando queda a su alcance la alternativa “tienen cuentas en paraísos fiscales”. Quizás les mueva el deseo de hacerse los interesantes; o tal vez haberse contagiado de los especialistas; o puede que sea el prurito, a menudo discutible, de que la expresión en inglés no tiene una traducción milimétrica al español. En este último caso, seguramente el público preferiría una imprecisión técnica que le aproximara el concepto manejado, antes que una precisión absoluta que lo dejase in albis.
A veces el término sustitutorio en español implicará una mayor extensión, y por tanto el agotador esfuerzo físico de pronunciar o escribir unas sílabas más. Pero valdría la pena pagar ese impuesto y sacar así al término offshore de su paraíso verbal.
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