Ana Fernández: "No solo he tenido un duelo: he tenido un duelo público"
La actriz, la persona más buscada en Google España en 2015, habla con franqueza sobre el tema que todos rastrean por la Red Debuta en el teatro de la mano de José Luis Garci
Circula por ahí la lista de las personas más buscadas entre los usuarios de Google en España en 2015. En el primer puesto está una actriz madrileña de 26 años, Ana Fernández, por encima de Uma Thurman o Nacho Vidal. Pero el motivo de que su figura despertase tanta curiosidad el año pasado no fue su primer papel protagonista en el cine, en Sólo química, ni el personaje que la hizo popular en la serie de televisión Los protegidos (“por la calle todavía me llaman Chispitas”, cuenta ella sentada en una terraza de la madrileña plaza de Santa Ana). La razón fue que su novio, cámara de televisión (trabajó en el programa Frank de la Jungla), falleció en marzo en un accidente de moto. “2016 ha empezado bien. Las navidades han sido duras, pero bueno, parece que la vida empieza a devolverme alegrías”.
Ha aprendido a no rehuir el tema. Una cosa así es dura para cualquiera, pero en su caso, doblemente. Aquí está, hablando con un desconocido de una experiencia que puede ser devastadora. “Nunca había sufrido una pérdida de este tipo. Decidí ir a terapia. Y al final de 2015 mi terapeuta me felicitó porque no sólo he tenido un duelo: he tenido un duelo público”. Casi un año después está ensayando el que será su debut en el teatro. “Entro por la puerta grande, en el Teatro Español, con José Luis Garci dirigiendo Arte nuevo: un homenaje, de Alfonso Sastre, y compartiendo escenario con Miguel Ángel Muñoz. Ha sido algo inesperado”, explica. Pide un café y enciende un cigarrillo. Uno de los varios que fumará, mientras habla rápido, pero con un discurso nada atropellado.
Nunca había sufrido una pérdida de este tipo. Decidí ir a terapia. Y al final mi terapeuta me felicitó porque no solo he tenido un duelo: he tenido un duelo público
Ha vuelto a vivir a Las Rozas, a las afueras de Madrid, donde se crió con sus padres y sus dos hermanos, en una familia que no tiene nada que ver con el mundo de la interpretación. Debutó con tres años, con un papelito en la serie El joven Picasso, aunque sólo recuerda que se aburrió mucho. “Mis padres tenían unos amigos directores de casting y, como yo era como Ricitos de Oro, me llevaron”.
Después, nada. “Con 11 años, fui donde mi madre y le dije: ‘Mamá, yo quiero salir en el catálogo de El Corte Inglés’. Así, sin más, me hacía ilusión. Llamé, pregunté por la agencia, me presenté. Me cogieron, y ya empecé de modelo de fotografía”. Asegura que se animó porque todo el mundo le decía que era “una monada” y pensó: ¿por qué no? “Yo siempre he sido muy echada para adelante. Y quería tener mi dinerito para ir al cine y esas cosas”.
Un día comentó en su agencia que le interesaba actuar. Y empezaron a llamarla para ir a castings. Se ríe recordando que en ese momento, con 15 o 16 años, era una “personaja” que iba a las pruebas sin estudiar los papeles. Que si la cola era muy larga, se daba media vuelta y se iba. Que si no le apetecía, directamente no iba. “Presión no he sentido nunca. Para el primer trabajo que me dieron, fui al casting a regañadientes con mi noviete; si no es por él me marcho”.
No me molesta que me miren por la calle, pero hay un punto de espiar que resulta incómodo. A veces estás, yo qué sé, comprando bragas, por ejemplo, y ves que una mujer está mirando qué bragas coges. Es una cosa rarísima
Se quedó y se convirtió en Sofía, la hija de Willy Toledo en la serie Cuestión de sexo. Hace ocho años de eso. Asegura que ese personaje, una adolescente contestona, curiosa y con bastante morro, se parece mucho a ella. “Duró tres años, y después encadené otros tres con Los protegidos”. La serie fue un boom, y ella vivió en su piel esa curiosidad casi insana que despiertan los famosos. “No me molesta que me miren por la calle, pero hay un punto de espiar que resulta incómodo. A veces estás, yo qué sé, comprando bragas, por ejemplo, y ves que una mujer está mirando qué bragas coges. Es una cosa rarísima”.
Después hubo un parón. “Yo veía que había secundarios de Los protegidos que encadenaban un trabajo tras otro, y yo, nada. Me costó entender que había dejado de ser Ana para ser Chispitas y que hacía falta tiempo para que volvieran a verme a mí. Los protegidos fue una escuela para todo. Para lo bueno y lo malo”. Entre “lo malo”, un engañoso cambio de estatus.
“Después de la serie sólo me veían de protagonista y eso reduce mucho las posibilidades. Yo le decía a mis agentes: ‘Recordad a la gente que no tengo ningún problema en hacer secundarios”. Incluso en el cine, en la comedia Sólo química, ha debutado con un papel principal. “Me hice a la idea de que en mi caso tengo que esperar entre papel y papel el doble de tiempo que en el de mis compañeros. No pasa nada, sólo que tengo que ahorrar más”.
Maquillaje y peluquería: Christos Vourlis (D-Tales). Asistente de estilismo: Laura Praet. Agradecimientos a la Embajada de Grecia y Marketing Greece.
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