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Tentaciones
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Los mejores momentos de Jordi Hurtado en 'Saber y ganar'

Tras más de 19 años frente al concurso de TVE, el supuesto 'inmortal' será sustituido de manera temporal por el presentador Luis Larrodera. Recopilamos lo mejor de lo mejor de sus más de 4800 programas en antena

Enrique Alpañés

A partir del próximo 3 de mayo ocurrirá algo inédito en la televisión española. Jordi Hurtado, el eterno presentador de Saber y ganar, será sustituido al frente del concurso de TVE por Luis Larrodera. Durante nada menos que 19 años (cumplidos el pasado mes de febrero), el catalán ha sido la única cara visible del programa y, todo sea dicho, siempre con la misma imagen, ganándose la fama de ser inmortal

Aunque las audiencias no son de escándalo, el programa dobla la media de TVE2,  cadena que lo emite, y se calcula que el 92% de la población española lo ha visto en algún momento, es decir, todo aquel que no haya vivido encerrado en una cueva los últimos 20 años. En este tiempo hemos aprendido que el número atómico del hidrógeno es uno, que el auténtico nombre de Paracelso era Theophrastus Bombastus y que Jordi Hurtado es Dios.

Hurtado se ha convertido en uno más de la familia, casi en un personaje pop. Tiene este presentador una afabilidad entrañable y estudiada que despierta en el público un irrefrenable deseo de votarle para algo o de abrazarle muy fuerte. Se ha convertido en la mayor baza de un programa que parece tan inmortal como él mismo. Diecinueve años dan para mucho, pero puestos a escoger, destacamos estos 10 momentazos vividos dentro y fuera del programa.

El misterio desvelado. Uno de los puntos fuertes del programa es la química entre Hurtado y Juanjo Cardenal, la voz en off que va dando paso a las distintas fases del concurso y corrige las meteduras de pata de los concursantes. Es el personaje más querido y odiado del concurso por el gafapastismo que desprende su voz engolada y su respuesta para todo. En el décimo aniversario del programa descubrieron el misterio y nos enseñaron al mago detrás de la cortina en este reino de Oz que es Saber y ganar.

El pasado entrañable. Antes de iluminarnos con complicadas cuestiones históricas, científicas y literarias, Jordi Hurtado enseñó a los españoles la diferencia entre arriba y abajo y el valor de la amistad. En los años noventa fue uno de los dobladores de Epi, del programa infantil Barrio Sésamo.

La broma recurrente. Jordi Hurtado podría quitarle el puesto a Hugh Laurie anunciando cremas antiarrugas, pero no parece que este tipo de comentarios le hagan mucha gracia. Así lo ha manifestado en más de una entrevista, y es que la broma recurrente sobre la eterna juventud del presentador viene de largo. Twitter y el mítico Forocoches se han encargado de mantenerla viva todos estos años con montajes como estos.

Su contestación final a esa broma. Hurtado siempre se ha negado a contestar a las preguntas sobre su inalterable aspecto físico, pero cuando lo hizo no pudimos más que aplaudirle. Su cameo en El Ministerio del tiempo, serie en la que aparecía como un agente que viajaba a distintas épocas de la historia, fue un guiño sutil, gracioso y diferente, una forma original de contestar a los rumores sobre su eterna juventud.

Su secretito: el chocolate. Después de muchos años de preguntas sin respuesta, el presentador sorprendió a sus fans (que las tiene) revelando su secreto de belleza. Nada de complicadas tablas de gimnasio, de dietas macrobióticas a base de açai y espirulina o de cremitas por la noche. Su secreto para mantenerse jóven es el chocolate. Como él mismo confesaba con acento cubano en una entrevista al Diario Sur: “Tú sabe, el chocolatito negro a mí me vuelve loooco. Me lo llevo a la grabasiooone, se lo doy a lo concursaaante…”

La teoría conspiranoica. Las bromas respecto a la eterna juventud de Hurtado acabaron cristalizando en una teoría que no todo el mundo se ha tomado a broma. Desde hace años circula en Internet el rumor de que el presentador está en realidad muerto y que su presencia en el programa se debe al uso de hologramas o a la edición. En 2009, el Simposio sobre Teorías de la Conspiración celebrado en Valencia, elucubraba sobre esta posibilidad argumentando que "nadie en su sano juicio presenta un programa así durante 10 años seguidos" y que "no ha cambiado nada" a lo largo de esta década. Los ponentes concluían en base a estas pruebas que "es evidente que a este señor, a sabiendas de que iba a desaparecer del mapa, le hicieron grabar todas las respuestas y preguntas posibles, con todos los trajes y corbatas posibles, sobre un fondo neutro, y que llevan años cortando y pegando esas intervenciones con las de los concursantes". La verdad está ahí fuera.

Su conversión en personaje pop. Tantos memes, teorías y comentarios han derivado en la conversión de Hurtado en poco menos que una marca registrada. Su ubicuidad en la red se ha trasladado al mundo real, y la careta de Hurtado se ha convertido en un must en según que eventos, como el pasado Primavera Sound.

Y en personaje rap. No sabíamos si sentir vergüenza ajena o admiración infinita. Lo cierto es que, cuando en 2010 todo el equipo -concursante incluído- de Saber y ganar empezó a rapear preguntas y respuestas hicieron historia. Tiembla, Eminem.

El error. En singular. En sus 19 años de emisión el programa solo ha patinado una vez, fue el año pasado cuando, en un lapso de tiempo de dos días, repitieron la misma pregunta a un concursante. "De modo incomprensible nuestra cadena de trabajo, desde la redacción a la edición final, no detectó en tiempo hábil la repetición del texto", se disculpó un directivo en el espacio RTVE responde.

Sus toques de humor y salidas de tono. Puede que estemos ante un programa cultural, que las preguntas sean complicadas y que aquí no haya concursantes frikis, trampillas para deshacerse de ellos ni bombas de pintura. (en serio, ¿a qué clase de sádico se le ocurren estas ideas?) pero eso no impide que Jordi Hurtado meta con cuña gags que, quizá por inesperados, son especialmente efectivos.

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Sobre la firma

Enrique Alpañés
Licenciado en Derecho, máster en Periodismo. Ha pasado por las redacciones de la Cadena SER, Onda Cero, Vanity Fair y Yorokobu. En EL PAÍS escribe en la sección de Salud y Bienestar

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