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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un indulto justificado

María Salmerón, madre de una niña de 15 años, se libra de la cárcel por incumplir el régimen de visitas a favor de un padre maltratador

María Salmerón, posa en las cercanías de su casa. Al fondo su hija.
María Salmerón, posa en las cercanías de su casa. Al fondo su hija. PACO PUENTES (EL PAIS)

En el último momento, María Salmerón, una mujer de 51 años madre de una niña de 15, ha podido librarse de ir a la cárcel por haber incumplido el régimen de visitas decretado por un juez para que su hija estuviera con el padre. Con esta decisión se evita la extraña paradoja de que la mujer acabara en la cárcel mientras su marido, condenado en 2009 a 21 meses de prisión por haberla maltratado ante su hija, se hubiera librado por no superar la pena los dos años de cárcel y carecer de antecedentes penales.

Editoriales anteriores

La niña había expresado reiteradamente su negativa a ir con el padre. A pesar de ello, los tribunales habían mantenido el régimen de visitas por entender que tal negativa no respondía a “causas objetivas y razonables”. La madre fue condenada por incumplir la resolución judicial e indultada ya en una ocasión, con la condición de no reincidir. Al hacerlo, era inevitable que, en aplicación de la ley, entrara en prisión el viernes. Pero el Consejo de Ministros, en interés de la menor, acordó concederle un indulto parcial y sustituir la pena de prisión por trabajos comunitarios pese al informe en contra de la fiscalía y el juzgado. Entre los miles de indultos que se han concedido en los últimos años, algunos de ellos muy discutibles, pocos parecen tan justificados como este. Esa es la función de la potestad de gracia que tiene el Gobierno. La ley debe aplicarse, pero la sentencia puede suspenderse cuando existen razones sociales que lo justifiquen. Y este es uno de esos supuestos.

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Sorprende en todo caso que los diferentes estamentos jurídicos que han intervenido en el caso no hayan tenido en cuenta la voluntad claramente manifestada por la niña, cuya edad la hace suficientemente madura como para tener criterio propio. El padre tiene derechos, y deben ser preservados, pero sorprende que se haya ignorado su historial de maltratador y el efecto que un régimen de visitas impuesto podía tener sobre la niña.

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