Ryan Gosling quiere hacerte reír
Hablamos con el actor sobre su cambio de registro, 'Salvados por la campana' y la sí: sobre la segunda parte de 'Blade Runner'
Peluca afro muy negra. Cara bronceada-casi-naranja, en unos tonos por debajo del color patentado por Julio Iglesias. Cuando Ryan Gosling salió así por primera vez de su camerino durante el rodaje de La gran apuesta, Steve Carell no pudo aguantar la risa. Meses después de aquel momento aún no puede. "Le miré y solo le dije: ‘No vuelvas a hacerlo, no vuelvas a hacerte esto. Solo para esta película". Y se muere de la risa. (Mal) acostumbrados como estamos al atractivo Ryan Gosling, cuyo cuerpo creíamos que se había photoshopeado, como bien señalaba Emma Stone en Crazy, stupid, love (donde Steve Carell no pudo reírse de su aspecto), es sorprendente cuanto menos verle de esa guisa en La gran apuesta. Una imagen difícil de olvidar, hasta que Gosling entra en la habitación de un hotel de Nueva York con su rubio natural, su cara lavada y un estilismo y chulería fifties para hablar de esta película, la historia de cómo explotó la burbuja de las hipotecas basura y la crisis de 2008, contada a través de su personaje y otros financieros freaks de tercera clase en Wall Street a los que interpretan Christian Bale, Steve Carell y Brad Pitt. Todo en un tono de comedia paródica propia de quien mejor se rio del periodismo televisivo actual: Adam McKay, director de El reportero. Para Gosling, La gran apuesta es su primera película después de tres años sin actuar, dedicado a dirigir (Lost river) y a cuidar de la hija que tuvieron Eva Mendes y él, Esmeralda Amada.
En primer lugar, hablemos de ese bronceado que vemos en la peli.
[Risas] Intentamos conseguir un color diferente en cada escena. Cogimos una de esas carta de colores e íbamos escogiendo uno cada día.
El personaje al que interpretas es Greg Lippmann, aunque le cambiasteis el nombre y el aspecto, ¿por qué elegisteis ese look?
Eran los principios de los 2000, creo que el bronceado artificial no estaba perfeccionado aún [risas]. La idea vino como parte del tono de la película, no queríamos esa imagen sexy de un Wall Street monolítico e impenetrable, queríamos enseñar que está formado por gente que toma decisiones a merced de las tendencias del momento. Y todo nos ayudaba para intentar encontrar el tono.
¿Por qué esta película para romper tu descanso de la interpretación?
No es que me tomara un descanso, sino que dirigí una película, y eso me llevó tres años. Lleva mucho tiempo escribir algo, dirigirlo, editarlo y promocionarlo. Pero no tomé una decisión consciente de dejar de actuar. Y quise hacer La gran apuesta por muchas razones: por Adam McKay, por los actores y el tono educativo de la película sin ser moralizante. Y, por supuesto, porque siempre había soñado con llevar una peluca afro.
Quizá La gran apuesta no se pueda clasificar como comedia, porque casi da miedo entender por fin la crisis de 2008 y cómo un puñado de horteras bronceados controlan nuestra vidas, pero lo es; como lo es The nice guys, firmada por Shane Black (Kiss kiss bang bang) y que coprotagoniza junto a Russell Crowe. O como lo será el musical La la land, que ha rodado con Emma Stone a las órdenes de Damien Chazelle (Whiplash). Y aunque no pudiera aguantarse la risa en Saturday night live, Gosling está demostrando que no quiere cerrarse a papeles intensos y dar un giro divertido a su carrera. Un plan que encaja con el modo irónico que mantiene en la entrevista, como si no quisiera estar ahí.
The nice guys, La la land… ¿Por qué este cambio de género?
Creo que El mundo de Wayne fue la primera película de la que me enamoré. Probablemente me hizo querer ser actor, como Abbott y Costello, o musicales como Cantando bajo la lluvia. Esas eran las películas que me gustaban de niño, y pensaba que acabaría haciéndolas, pero buscando retos acabé en el cine independiente y en ese momento estaban muy dramáticos. Ahora que tengo más opciones, estoy intentando hacer más películas como las que quería al principio.
Tu personaje en La gran apuesta rompe la cuarta pared como narrador de la historia, ¿fue complicado estar dentro y fuera de la película?
Crecí viendo Salvados por la campana, Zack Morris me hablaba directamente cada sábado por la mañana. Pensé que cuando me convirtiera en actor lo haría todo el tiempo, pero nunca te dejan. Así que ha sido muy emocionante regalar mi Zack Morris al mundo.
¿Está confirmado tu papel en la secuela de Blade runner?
Sí, sí. Pero si digo demasiado el chip que me han puesto explotará mi cabeza. Es un proyecto gigante y soñado. Soy un gran fan de la original. Y de Denis Villeneuve [que la dirigirá], y de [el director de fotografía] Roger Deakins y Harrison Ford, y de Ridley Scott. Y estoy feliz de poder participar en esta extensión tan interesante de la historia.
¿Quieres dirigir más después de Lost river?
Sí, tengo un par de cosas. Pero no volveré a escribir también necesariamente. Acabé haciendo todo en mi primera película porque quería saber cómo se hacía. Nunca fui a una escuela de cine y esa fue mi escuela. Ahora ya tengo un conocimiento práctico de cómo hacer una película, y cuando desarrolle estos próximos proyectos sabré cuáles son mis talentos
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