PS (Partido Suicida)
Dada su posición central, el PSOE es el único partido que tiene cuatro opciones. Pero lo suyo es dedicarse a despedazarse internamente
Los partidos políticos son herramientas para ganar las elecciones, gobernar y permanecer en el poder. De ahí se infiere que sus líderes actuarán como seres racionales y diseñarán estrategias electorales y estructuras organizativas que maximicen las posibilidades de lograr dichos fines. El supuesto de racionalidad debería hacer muy fácil predecir su comportamiento: en cada coyuntura crítica tomarán siempre la decisión que mejor sirva a dichos fines y rechazarán aquella que les aleje de ellos.
Pero el supuesto de racionalidad maximizadora no siempre se cumple. Algunos partidos, nos dicen los estudios, no sólo diseñan estrategias electorales y estructuras organizativas que les llevan a la derrota sino que, peor aún, perseveran en ellas una vez constatado su fracaso. Este es, entre otros, el caso del PSOE, incapaz de conectar con sus votantes potenciales y con una organización disfuncional basada en baronías territoriales. Tal asombro produjeron sus estrategias y diseños organizativos que Mónica Méndez Lago, la autora de una tesis doctoral dedicada específicamente a estudiarlos, no pudo menos que sucumbir a la tentación de incluir una interrogación en su título preguntándose si en lugar de organizarse para la victoria dicho partido no se organizaba para la derrota.
Una tentación, organizarse para la derrota, que parece seguir presente en el PSOE de hoy. Pese a sus malos resultados, las elecciones del 20-D le han convertido en el árbitro de la situación política. Dada su posición central es el único partido que tiene cuatro opciones: puede gobernar con el PP o facilitarle el gobierno a cambio de concesiones significativas, a las que podría sumar o no a Ciudadanos; puede encabezar una alianza de izquierdas con la participación o abstención de algunos nacionalistas; y puede, con su bloqueo de cualquier investidura, provocar unas elecciones anticipadas si lo considerara más ventajoso. Cualquier partido en esas circunstancias jugaría estratégicamente a cuatro bandas con el objetivo de maximizar el retorno de los votos obtenidos. Pero el PSOE no es de este mundo. Lo suyo es dedicarse a despedazarse internamente para que cualquiera de las cuatro posibilidades equivalga a un suicidio político. Brillante. @jitorreblanca
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