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Columna
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Claustrofobia

Si solo se les autoriza a marchar de abajo arriba, y no de derecha a izquierda, es porque ya sabemos hacia dónde irían

Juan José Millás

Un ascensor en el que han coincidido nuestros líderes, eso es ahora mismo España. Pese a que el espacio es muy pequeño y tiene el oxígeno limitado, no se detiene en ningún sitio porque todos quieren que se detenga en el suyo. Lo que han logrado es que suba y baje a lo loco, como el estado de ánimo de un neurótico grave. Las paredes del ascensor son de cristal, de modo que los contribuyentes vemos desde la calle lo que ocurre en su interior. Nosotros viajamos también metafóricamente dentro de él, pero tampoco estamos dispuestos a bajarnos, no sé, en el sexto y subir andando hasta el séptimo. ¡Qué sacrificio! No es miedo a traicionarnos, que nos hemos traicionado mil veces a lo largo de la historia, sino mero sentido de la supervivencia. Somos expertos en sobrevivir muriendo.

Significa que solo podría salvarnos un ocupante del ascensor con claustrofobia y al que no le importara dónde se abrieran las puertas con tal de escapar. Rajoy no cederá, está a gusto porque de lo que él padece es de agorafobia. Se ahoga en los espacios abiertos, de ahí el mote de Presidente Plasma. No contemos con ello, en fin. Pedro Sánchez es alto, lo que le permite respirar en una zona a la que no llegan las cabezas de los otros. Rivera se movería, pero tiene miedo a arrugarse la camisa o a que las cámaras capten el perfil que no le favorece. Queda Podemos, pero sin Podemos el ascensor se cuelga entre piso y piso porque los ascensores vienen siendo muy realistas, lo que les impide ir en dirección contraria a la de la historia. De hecho, si solo se les autoriza a marchar de abajo arriba, y no de derecha a izquierda, es porque ya sabemos hacia dónde irían. Y Garzón, con un millón de votos, fuera del ascensor. Pero con el agua al cuello.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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