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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Esa chatarra que nos cae del cielo

El hallazgo de unos extraños restos de aeronave en Murcia plantea inquietudes sobre la basura espacial

Milagros Pérez Oliva

Hace tiempo que sabemos que el espacio alrededor de la Tierra se está convirtiendo en un basurero. Los 5.000 lanzamientos que se han producido desde que se inició la carrera espacial han dado ocasiones suficientes para que las aeronaves tuvieran accidentes, chocaran o simplemente quedaran a la deriva por avería o por haber quedado obsoletas. Se estima que hay 170 millones de fragmentos suspendidos alrededor de la Tierra, la mayor parte de pequeño tamaño, pero concentrados de tal modo que forman una cada vez más densa nube de chatarra espacial. Unos 30.000 miden más de 10 centímetros. El mayor peligro es para los más de 1.000 satélites que están activos. Un simple tornillo puede convertirse en un arma letal para ellos pues, a la velocidad a la que se desplaza, puede horadar el fuselaje y acabar despresurizando la nave.

En teoría, un artefacto de basura espacial que se precipite sobre la Tierra debería quedar desintegrado al chocar con la atmósfera y no suponer ningún peligro para los terrícolas. Pero esta teoría ha quedado de nuevo en entredicho después de que la semana pasada fueran encontrados en campos de Mula y Barrancadas (Murcia) dos extraños objetos circulares, de un metro de diámetro, construidos con una aleación metálica y cubiertos con material resistente al fuego. El agujero dejado en el suelo por el impacto y la ausencia de huellas de vehículos descarta que hayan sido llevados al lugar. Ni su morfología ni el tipo de soldadura concuerdan con los materiales que se usan en la aviación. Solo queda, pues, como hipótesis plausible que procedan del espacio. Algunas de las naves utilizadas en misiones espaciales emplean materiales como el titanio o aleaciones que pueden resistir la abrasión de la atmósfera.

La basura espacial no había preocupado especialmente hasta que, en 2009, el choque de dos satélites desperdigó una gran cantidad de fragmentos. Dos años antes, otro viejo satélite chino destruido a propósito con un misil dejó gran cantidad de basura. Los impactos sobre la Tierra han sido hasta ahora escasos y nunca han causado daños. Pero eso puede estar empezando a cambiar. Los telescopios han observado ahora que un extraño objeto de unos tres metros de longitud se dirige hacia la Tierra. De momento no se sabe si es basura espacial o un meteorito, pero por la trayectoria que sigue se espera que caiga el viernes sobre el océano Índico. Solo faltaba el trozo de fuselaje encontrado ayer en Elda (Alicante) para acabar de completar el inquietante panorama. Ese resto, de tres metros de largo, podría ser material desprendido de un avión, pero en este caso, el origen también plantea inquietantes interrogantes.

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Houston, tenemos un problema. En realidad lo tenemos desde hace tiempo y es posible que un día de estos tengamos que correr. Hay demasiada basura espacial dando vueltas sobre el cielo que nos cubre y aunque ya se han tomado algunas medidas para abordar el problema, estamos lejos de la solución. Aparte de muy caro, tampoco resulta nada fácil idear un sistema de recogida de basuras que salga a barrer el espacio.

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