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Amy Schumer se atreve a decir lo que nadie puede

El humor ácido de la actriz y monologuista triunfa en el cine, la televisión y en la Red

Amy Schumer en una charla en Nueva York.
Amy Schumer en una charla en Nueva York.WireImage

Amy Schumer nunca se anda con rodeos. Especialmente si hay una cámara cerca. La nueva reina de la comedia se presenta como una mujer sin límites e irreverente. Su humor ácido ha bañando el cine, la televisión y, sobre todo, las redes sociales. Esta neoyorquina judía de 34 años ha conseguido con sus charadas engañar a la gente para que la escuche. “Su humor no puede ser más honesto, diciendo cosas que los demás no pueden”, dice de ella el actor Dennis Quaid. “Nadie como ella para hacer ruido, películas y dinero”, refrenda la ganadora de un Oscar, Julianne Moore. “Forma parte de esa nueva ola de mujeres en la comedia que tienen algo que decir y lo dicen”, resume su colega de profesión Lily Tomlin.

Amy Schumer junto a R2-D2 y C-3PO.
Amy Schumer junto a R2-D2 y C-3PO.Instagram

Aunque todos los astros confluyen en que este es el año Amy, triunfó con su película semiautobiográfica Y de repente tú, consiguió el Emmy con Inside Amy Schumer, posó en la cama con R2-D2 y C-3PO y cuenta con Jennifer Lawrence y Madonna entre sus mejores amigas, lo suyo no es flor de un día. Llegó gota a gota desde ser el payaso de la clase, el terror de los profesores, a tener una presencia habitual en los clubes de la comedia de Nueva York y al frente de su grupo de teatro Collective, con el que todavía prepara su material antes de presentarlo en The Comedy Cellar, sala a la que sigue acudiendo todas las noches. “Monologuista de por vida”, asegura con honor. “Nunca tuve un plan b. Soy lo que siempre quise ser”, se sincera.

Suena menos explosiva que de habitual, cuando en cámara o en el escenario recuerda que teme la monogamia más que a las chinches, que no conoce mujer a la que no le guste el sexo o recuerda la costumbre que tiene Hollywood de dejar a sus actrices en la cuneta cuando alcanzan esa edad en la que ya no son atractivas. Este último es uno de sus sketches más conocidos, una parodia que con el título de Last Fuckable Day interpretó junto a Tina Fey, Julia Louis-Dreyfus y Patricia Arquette y que se convirtió en un fenómeno viral alimentado por el hecho de que semanas más tarde Maggie Gyllenhaal, a sus 37 años, fuera considerada demasiado vieja para ser la amante de un hombre de 55.

Schumer asegura que parte de su humor nace como mecanismo de defensa. Lo mismo que sus reivindicaciones. “Claro que creo que la comedia puede ayudar”, afirma una de las 100 personas más influyentes del año según la revista Time.

Humor y reivindicación

“No era mi intención convertirme en líder del movimiento pero las feministas están en buenas manos”, afirma todavía acostumbrándose a un papel que nunca buscó aunque su humor denuncie el doble rasero que domina la sociedad. “Ese es su mensaje: Debes saber quién eres, ser feliz en tu piel y no dejar que nadie te haga sentir de otra forma”, asegura Anne Hathaway.

Más que una estrella, Schumer se siente al frente de un batallón donde la cima a conquistar es que las mujeres se den cuenta de lo que valen. La actriz utiliza el sexo como moneda de cambio. Sabe que con sus chistes consigue hacerse oír. Y nada mejor que la era de las redes sociales para propagar de forma viral sus comentarios cargados de significado y sarna. “Yo soy una persona feliz. Mi humor es retorcido”, recuerda.

Hay quien se empieza a cansar de sus bromas, e incluso la amenazan. “Ojalá tengas cáncer de ovarios”, le han dicho en red. Schumer levanta pasiones, para lo bueno y para lo malo. Y también está preocupada por el tamaño de su éxito. Eso mientras cobra más de siete millones de euros por su biografía y prepara dos cintas, una junto a su hermana y la otra junto a Lawrence.

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