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MIRADOR
Columna
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Las fuentes

Al parecer, el nuevo gobierno municipal contabiliza la pérdida de unas 2.000 fuentes públicas en Madrid durante los últimos 35 años

David Trueba

Es sorprendente el poco caso que hacemos a los demás cuando, en la mayoría de los asuntos, la única receta para no meter la pata es escuchar otras opiniones y tratar de informarte un poco antes de soltar los rebuznos que tratamos de disfrazar de criterio propio. En la campaña electoral sucede a menudo, bastaría que un candidato se apoyara en los errores habituales de sus contrincantes por ese exceso de entusiasmo mitinero para que ganara votos sin demasiado esfuerzo. Alguien dijo que las elecciones no las gana uno, sino que las pierden los otros y no es mala receta para la propia actividad. El otro día, un amigo de Barcelona al que le encanta Madrid me dijo que solo le molestaba una cosa de la capital, la falta de fuentes públicas para beber. En el momento me pareció una observación tan absurda como incorrecta. Y a malas, se me ocurrían doscientas cosas peores de mi ciudad.

Pero sin embargo, me tomé el trabajo de hacer una prospección. Siempre me ha fastidiado que los restaurantes no pongan una jarra de agua del grifo de manera automática en cada mesa para que los comensales puedan disfrutar de la buena agua de Madrid. Lo entiendo como una deformación comercial que nadie se atreve a corregir. Pero paseando me di cuenta de que muchas de las fuentes en las calles que había conocido en mi infancia ya no existían. A lo mejor mi amigo tenía más razón de la aparente. No soy conspiranoico. Por ejemplo, aún no me he creído del todo que alguien interesado haya esparcido piojos entre los escolares españoles durante los últimos años para fomentar un negocio que mueve 26 millones de euros anuales en lociones y preparados para exterminarlos. Así que lo mejor era buscar datos.

En el distrito de Centro, por donde se mueven los paseantes y turistas, pero también los atribulados ciudadanos en busca de un papel administrativo o una gestión burocrática, oficio paralelo de todo español, según datos oficiales solo hay 27 fuentes públicas de agua potable, es decir, un grifo cada cuatro kilómetros. Al parecer, el nuevo gobierno municipal contabiliza la pérdida de unas 2.000 fuentes públicas en Madrid durante los últimos 35 años. El ansia privatizadora, que aún amenaza a la empresa del agua de la capital, y la maldad municipal, que logró cimas como cargarse la ley de uso que protegía los locales de cines y teatros, puede que hayan hecho un trabajo tranquilo y callado, desapercibido para los vecinos. Enhorabuena.

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