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Mejor en wolof

Cientos de adultos aprenden a leer y escribir su lengua materna en la región senegalesa de Saint Louis gracias a un plan de alfabetización de Alianza por la Solidaridad que comenzó en 2011

Una de las alumnas aprende a leer con un libro ilustrado.
Una de las alumnas aprende a leer con un libro ilustrado. M. R.

Al entrar en la pequeña aula puede verse una pizarra. En ella, decenas de palabras en wolof, la lengua que más se habla en Senegal. No es una escena habitual ya que lo que se aprende en este país es el francés, la lengua oficial. En Ndiarème, un pueblo del norte Senegal, 23 alumnos, de los que 17 son mujeres y cinco hombres, acomodados en alfombras, atienden tres días a la semana por la tarde durante tres horas a lo que les dice Souleymane Ndiaye, el facilitador que les ayuda a que sean conscientes de los conocimientos que ya tienen y los asienten. Aprenden a leer y escribir wolof y a calcular. Todo ello con un interés práctico y funcional, adaptándose a las necesidades de las personas para que aprendan a gestionar sus actividades diarias. Esta escena se repite también en otros siete pueblos del norte de Senegal, en la región de Saint Louis.

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Xady Niang es una de las alumnas en Ndiarème. “Fue mi marido quien me motivó a venir a aprender. Él está ocupado trabajando en el campo de la mañana a la tarde y consideró que era un conocimiento que iba a repercutir positivamente en la familia”, cuenta. Por su parte, Astou Ndiaye al principio no dio importancia a estos cursos de alfabetización porque no lo comprendió. “Ahora asisto a las clases porque me he dado cuenta de que esto es bueno para mi desarrollo personal”.

Las mujeres son las principales beneficiarias pero también los hombres que quieren aprender están invitados a estas clases. Así, en el año 2013 hubo un total de 276 alumnos, 248 de ellos eran mujeres y 29 hombres en este plan de alfabetización que lleva desarrollando Alianza por la Solidaridad desde 2011 junto a la Inspección Académica de Saint Louis, institución perteneciente al Ministerio de Educación nacional.

Según señala Babacar Doukouré, encargado de la alfabetización de las lenguas nacionales en la Inspección Académica de Saint Louis, en Senegal el 52% de la población es analfabeta y de ese porcentaje un 64% son mujeres. En la región de Saint Louis un 59% de la población no sabe ni leer ni escribir y las mujeres son las más afectadas: representan el 72% de esa población. “Es necesario que las mujeres estemos instruidas y ocupemos el mismo puesto que los hombres en el hogar y en la educación. También tenemos interés en ir a la escuela”, asegura Astou Ndiaye .

Souleymane Ndiaye, el facilitador que ayuda a los alumnos a que sean conscientes de los conocimientos que ya tienen y los asienten.
Souleymane Ndiaye, el facilitador que ayuda a los alumnos a que sean conscientes de los conocimientos que ya tienen y los asienten.M. R.

“Para mí es de una importancia capital lo que aprendo aquí porque antes no podía escribir y eso me limitaba. Ahora las mujeres podemos organizarnos mejor, tanto nuestras actividades personales como las que realizamos todas juntas. Podemos redactar informes de nuestras reuniones y que las que no hayan podido asistir los lean después y estén informadas de lo que se ha hablado”, explica Seynabou Thiam, otra de las estudiantes. Modou Gaye, uno de los cinco alumnos varones en este pueblo del norte de Senegal, cuenta que la gestión de las actividades que realizan juntos hombres y mujeres en cuanto a producción hortícola y de arroz es ahora más sencilla. “Antes era difícil hacer un seguimiento de todo lo que haces y lo que ganas”. Xady Niang aprovecha los conocimientos adquiridos de manera personal. Utiliza un cuaderno para apuntar los gastos de su hogar y lo que aprende le sirve para ayudar a sus hijos con los deberes.

Los cursos están organizados en diferentes módulos que tratan temáticas como la salud, los derechos de la mujer, la ley sobre la tierra en Senegal, las buenas prácticas agrícolas para respetar el medio ambiente y la gestión financiera. De este modo, las alumnas y alumnos de los cursos de alfabetización aprenden al mismo tiempo que a escribir, leer y calcular, cómo prevenir la malaria, a reflexionar sobre el rol de la mujer en la sociedad y en la estructura familiar, a conocer el proceso para tener la propiedad de una tierra o a gestionar el dinero que se obtiene a través del comercio o la agricultura. Y todo ello en wolof en los seis pueblos en los que se habla esta lengua y en pular (otro de los idiomas mayoritarios en Senegal) en los otros dos donde también se desarrolla este proyecto.

Para mí es de una importancia capital lo que aprendo aquí porque antes no podía escribir y eso me limitaba

En 2011 Fundación Mujeres trabajó con una ONG senegalesa los derechos de las mujeres y obtuvo como resultado el libro Las mujeres de África somos, estamos y podemos que trata con ilustraciones los derechos femeninos en el continente. Esta fundación prestó el libro a Alianza por la Solidaridad para que en las clases de alfabetización se trabaje con ellos ya que, al estar constituidos por muchos dibujos, son fáciles de comprender. Más tarde se decidió su traducción al wolof para que fuera más accesible a las senegalesas. Los facilitadores del Plan de alfabetización llevaron a cabo la coordinación para la traducción y la revisión fue realizada por la Inspección Académica de Saint Louis. En unos meses se podrá empezar a trabajar con este libro financiado por la Agencia Española de la Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que también financia el Plan de alfabetización.

Aprender todo esto en wolof o en pular permite una compresión más rápida para las personas que realizan los cursos de alfabetización ya que es su lengua materna. Babacar Doukouré asegura que el niño que comienza a estudiar en lengua nacional tiene mejores resultados que el que empieza en francés. De igual modo opina Souleymane Ndiaye, quien señala que es muy importante aprender en la lengua materna: "Primero porque son wolof y segundo, porque para comprender otros idiomas es mejor escribir en el tuyo".

“Hay buenos resultados en Ndiarème, las personas están muy motivadas y tienen ganas de aprender”, explica Souleymane Ndiaye. Está orgulloso de todas sus alumnas y sus alumnos pero hace una especial referencia a una de ellas de quien indica que cuando llegó no sabía ni leer, ni escribir, ni calcular y no había ido nunca a la escuela francesa, "ahora sabe hacerlo todo”. Otro de sus alumnos es el que mejor calificación ha obtenido en toda la región en la evaluación que lleva a cabo Babacar Doukouré. El curso pasado superaron las pruebas finales 25 de los 35 alumnos que iban al aula de alfabetización en Ndiarème.

Para que este plan se pueda realizar Alianza por la Solidaridad paga el salario a los alfabetizadores durante seis meses por pueblo al año, así como con el material necesario para poder impartirse las clases: libros, cuadernos, bolígrafos… Por otro lado, la Inspección Académica de Saint Louis da formación, realiza dos jornadas pedagógicas por año para reforzar a los alfabetizadores y hace la evaluación de los cursos. Las alumnas y alumnos ofrecen su motivación y sus ganas de aprender. Como dice Souleymane Ndiaye, “si no aprendes no piensas y la educación es la base de una persona”. Nungui yeggel sunu jang (Sigamos aprendiendo).

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