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El ADN de un legado millonario

Una mujer asegura ser hija del marido de la Duquesa Roja y de una sirvienta de su casa

Ángeles Lucas
La duquesa de Medina Sidonia y José Leoncio González de Gregorio.
La duquesa de Medina Sidonia y José Leoncio González de Gregorio.

Cuenta que su madre iba de vez en cuando al paseo de la Castellana en el Madrid de los años sesenta para ver a escondidas al que fue su amor y padre de su primera hija. Recuerda que le decía que lo veía tras las esquinas andando por la calle junto a su esposa y sus hijos, pero que no se atrevía a acercarse ni a enseñarle a la niña que habían concebido juntos en 1950. Rosario Bermudo, de 64 años, rememora las palabras de su madre y asegura que es la primogénita de José Leoncio González de Gregorio y Martí, un apuesto aristócrata madrileño y campeón de España de hípica que se casó en 1956 con la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, más conocida como la Duquesa Roja por su lucha antifranquista. Con ella tuvo tres hijos.

El silencio que durante décadas guardó su madre, Rosario Muñoz, quien decía que trabajó como sirvienta en la finca que la familia tenía en Badajoz, ha sido roto en los últimos años por la supuesta descendiente del jinete madrileño. Y para demostrarlo, ha logrado que un juez acuerde la exhumación de los restos de González de Gregorio, fallecido en 2008, del panteón familiar en Quintana Redonda (Soria) para que se pueda extraer su ADN y sea sometido a una prueba de paternidad. Con ella Bermudo sabrá si es su hija, por lo que podría percibir una herencia que según su abogado, Fernando Osuna, rondaría entre los dos y los cuatro millones de euros. “Mi madre me contaba que los dos estaban muy enamorados, y que él supo que ella se quedó embaraza cuanto tenía cerca de 18 años. Pero en cuanto nací me llevaron a su casa y mi abuela Leticia (la madre de José Leoncio) nos echó”, asegura Bermudo, que añade que aún siendo hija de un hombre acaudalado, fue parida en el Hospital de la Inclusa de Madrid porque José Leoncio se desentendió de ella.

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Imagen aportada al juicio por Rosario Bermudo.
Imagen aportada al juicio por Rosario Bermudo.

Tras ser rechazada, Rosario Muñoz, que falleció el pasado marzo, llevó a su hija con apenas días de vida a Écija para que la criasen sus abuelos y luego se volvió a Madrid a seguir trabajando. Después se casó y le dio a su primera hija el apellido Bermudo de su marido, (que también será exhumado por orden del mismo juez). “Mi madre no intentó demostrar nada. Pero yo, viendo la situación de mis tres hijos, que no lo están pasando muy bien, he intentado varias veces reclamarlo. Ahora parece que llevo razón”, resume Bermudo, que recuerda que en Écija la llamaban la condesita. El bufete Osuna ha conseguido una prueba de ADN de una botella de agua tirada a una papelera por uno de los hijos del aristócrata y, según apunta la familia, la coincidencia con su madre es del 99,8%. “Me da de verdad muchísima pena levantar el cuerpo de mi padre, pero al juez le ha parecido lo mejor. Podría haber sido más fácil si mis hermanos hubiesen dado su ADN”, detalla Rosario.

Cuando dice mis hermanos se refiere a Leoncio, Pilar y Gabriel, los tres hijos que José Leoncio tuvo con la Duquesa Roja, además de Javier, un cuarto descendiente reconocido hijo de otra mujer. “Estamos estudiando la situación para ver qué determinación tomar. Rosario fue al juicio con tres documentos muy vagos. Una foto, una carta y una prueba de ADN que se tomó sin consentimiento. Además, por cuestiones científicas y éticas, nuestro ADN no sería válido”, defiende Gabriel González de Gregorio, hijo menor del matrimonio. “Yo estoy abierto a un acuerdo con Rosario y no voy contra ella, pero me gustaría que se respetase la ley para todos igual. Mi crítica es hacia la justicia española, que no termina de pronunciarse sobre nuestros derechos sucesorios y en cambio es ágil para este caso”, añade Gabriel.

José Leoncio González de Gregorio montando a caballo.
José Leoncio González de Gregorio montando a caballo.

Este capítulo de aventuras y desventuras se suma a la ya polémica vida de la Duquesa Roja y de sus herederos, que todavía luchan por un legado que dejó atado para que recayese en su esposa Liliane Dalhmann, con la que se casó en 2008 en articulo mortis 11 horas antes de fallecer. Dalhmann es la presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia, que en su archivo de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) atesora seis millones de documentos históricos. “Es lo único que queda prácticamente de la herencia”, apunta Gabriel, que avanza que el próximo octubre acudirá junto a sus hermanos a un juicio en la localidad gaditana que durará tres semanas y cuyos costes podrían ascender a 100.000 euros. En esta vista se determinará si definitivamente tienen derechos para heredar la fundación. Quedan episodios por cerrar para archivar la historia de esta familia.

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.

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