Al sol

Mientras leen estas líneas espero que estén sentados al sol. Un sol suavecito, agradable y picantón, que ayude a desperezar los huesos después del invierno y tras esta fría primavera que nos ha vuelto a congelar estos días atrás, cuando ya nos creíamos en pleno verano, dedo gordo al aire.

Salgan a una terraza, al césped de la universidad, siéntense en el borde de esa fuente a la salida del trabajo, en el balconcillo de su piso o el patio de su casa, común o particular. Pero en pocos sitios estarán mejor este viernes, este sábado, este domingo y las dos próximas semanas —y perdonen el ataque de centralismo— que en el parque del Retiro.

El cementoso, por hostil y por gris, centro de Madrid se convierte en uno de los mejores paseos que puedan encontrar hasta el día 14. Esa arboleda en la que hay que esquivar runners y carritos se hace templo de las letras. De letras y de libreros, ingredientes principales de la Feria del Libro que hoy empieza. Ellos, alma de las casetas, de las ventas, hasta de las firmas, guían con mano izquierda las colas que provocan Belén Esteban, Andreu Buenafuente, María Dueñas o la vecina de los miércoles, Elvira Lindo… y consuelan a los menos bendecidos con el público. Videntes que afinan en gustos, ayudantes hacendosos para encontrar el mejor ejemplar: el que no buscábamos. Déjense guiar. Paseen bajo el sol de la Feria, siéntense a ver a los críos emocionados con sus globos nuevos y a sus padres y abuelos con sus ejemplares también nuevecitos. Cierren el periódico, hasta mañana. Encuentren su libro.