5 cosas sorprendentes que no sabías de Joseph Blatter, expresidente de la FIFA
De joven, el hombre más poderoso del fútbol fue un delantero mediocre que jugó como aficionado en Suiza. Está muy interesado en la moda femenina y habla con los muertos
Cristiano Ronaldo y Messi (y otros estratosféricos jugadores) pueden marcar muchos goles y arrastrar masas de enardecidos aficionados, pero durante 17 años el tipo más poderoso del fútbol fue este señor de traje y corbata que de vez en cuando se dejaba ver en palcos y actos oficiales del balompié. Joseph Blatter (Suiza, 79 años) era hasta el 2 de junio (dimitió a los cuatro días de ser reelegido) el mandamás de la FIFA, la centenaria organización (se fundó en 1904) que dicta los dogmas del deporte rey. Centenaria y controvertida: en vísperas de su 65º congreso, varios de sus dirigentes fueron detenidos de madrugada, en un hotel de los Alpes en el que se encontraban reunidos (un momento: ¿estaban reunidos de madrugada?), acusados de corrupción. Pero ¿quién es este influyente jefazo? Y lo más importante: ¿sabe de fútbol?
Fue un crack… aficionado
Si se calzó alguna vez las botas con tacos fue en las categorías de fútbol amateur en su país natal, Suiza. Asegura que jugaba de delantero, y en una entrevista para CNN presumía de su gran olfato goleador; lo cierto es que, viéndolo ahora, cuesta imaginarlo escabulléndose de los defensas como el típico delantero hábil y escurridizo. ¿Por qué, entonces, ninguno de los altamente competitivos equipos de la liga profesional suiza se interesó por sus servicios? La leyenda dice que el Lausanne FC quiso ficharlo y que su padre le quitó la idea de la cabeza alegando que jamás ganaría dinero con el fútbol; ¡qué ironía! Blatter también ha confesado que en aquellos tiempos se tiraba a la piscina con bastante facilidad: eso, dando ejemplo.
Le interesa la moda femenina
Casado tres veces, ha mostrado en diferentes ocasiones un inusitado interés por la moda de las mujeres: según el Daily Star fue presidente de la Sociedad Mundial de Amigos del Liguero (creada, según su perfil en Facebook, para contrarrestar el dominio del panty) y sobre el fútbol femenino ha declarado: “Dejemos jugar a las chicas con ropas más femeninas, como en el voleibol. Podrían llevar prendas más ajustadas”.
Le gustan los coches rápidos
Y si son caros mejor. Por desgracia, según informaron varios medios suizos, en 2009, mientras conducía su Mercedes SL 63 AMG (145.000 euros) a la salida de un túnel en la zona de los Alpes, se estampó contra un VW Golf que circulaba delante, más despacio. Pese a que, por el impacto, el otro vehículo quedó ladeado en un terraplén, a su ocupante no le pasó nada. En esa ocasión Blatter viajaba solo; no le acompañaba su novia de entonces, una chica rubia polaca llamada Ilona. Lo más raro ocurrió después: según las mismas fuentes, alguien cambió rápidamente la matrícula del Mercedes, supuestamente para que el nombre de Blatter no apareciera en el atestado.
Premios estrafalarios
Desde 1956 es miembro de la Asociación Suiza de Periodistas Deportivos y, desde 1999, miembro del Comité Olímpico Internacional (COI). Ha promovido varias iniciativas humanitarias, apoyando desde la FIFA a UNICEF y SOS Children. A lo largo de su dilatada carrera ha recibido muchos y variados reconocimientos, entre los más estrafalarios, el de la Orden de los Caballeros del Sultanato de Pahang, en Malasia, el Gran Cordón de Wissam Alaouite, en Marruecos, y el de la Orden del Mérito de Yemen.
Contacta con el más allá
Se define como un hombre “sencillo y devoto” que cada vez que regresa a Visp, su ciudad natal, lo primero que hace es visitar la tumba de su fallecida madre. La última ocasión, contó recientemente al periódico suizo NZZ, “contactó” con la interfecta, y al parecer la difunta dama le insistió para que se uniera a ella en el más allá. “Madre, estoy bien, todavía no es el momento”, confiesa Blatter que respondió. En la misma entrevista declaró que se siente como “una cabra montesa que sigue y sigue y sigue, no se puede detener, solo seguir adelante”. Pero su testarudez se frenó en seco con su dimisión, acosado por la corrupción.
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