Fútbol y tatuajes: una relación tormentosa
¿Profetas del tatu o tinta malgastada? Reconocidos tatuadores desvelan qué ídolos aciertan y qué otros la pifian
1. Messi y el Horror Style. No es una broma, los tatuajes de estilo realista se llaman así. Porque dan mucho miedo. El problema viene cuando en ellos se intenta reflejar algo tan íntimo e importante como un hijo. “Lo veo y siento '¿por qué no se lo he hecho yo?'. Para mí es el mejor futbolista que existe, se merece un tatuaje a su altura y no esto, que parecen las manos de un zombie”, comenta Pablo Ash, de Estigma. Esta tendencia (sí, el estilo horror está en alza) solo es apta para personas a las que no les importa en absoluto la opinión de los demás. O para aquellos que piensan que El Expediente Warren está a la misma altura que El Padrino.
2. Fernando Torres y el desastre élfico. A favor del 'Niño' hay que decir que sus tres tatuajes tienen más de diez años, una época en la que el sector no estaba tan desarrollado como ahora. Pero, dejando a un lado la ejecución técnica, el contenido siguen siendo bastante fail. “Lo de tatuarse el nombre en élfico es absurdo, no significa nada, no tiene sentido alguno traducir un nombre a un idioma que no existe”. sentencia Gastón, de True Love Tattoo. Anita Champagne, tatuadora del barrio de Chamberí, sólo encuentra una justificación: “Siempre me ha llamado la atención lo de tatuarte tu propio nombre. Parece que lo haces porque te vas a olvidar de él. Háztelo solo si tu peli favorita es Memento, o en este caso, si sueñas con un remake titulado Elf-mento”. Respecto al tatu con el nombre de su mujer y la fecha de su primera cita, basta un dato: la inmensa mayoría de trabajos que piden ser tapados o borrados son nombres de ex.
3. Guti, el 'estrellado'. Surgieron como un Big Bang expandiéndose hasta el infinito, o mejor dicho, hasta los extrarradios de todas las ciudades. Con los años se contrajeron y terminaron por desaparecer. Este “referente del ‘pokerismo’ español”, en palabras de Gastón de True Love Tattoo, se ha esfumado porque ya nadie las pide, los tatuadores se niegan a hacerlas, y las que quedan están siendo borradas con láser.
4. El Código D 'Manchu': Mandzukic. En el último derbi de liga de campeones, Mario Mandzukic descubría en su espalda su flamante tatuaje en hebreo. Al día siguiente los medios de comunicación de Israel se rasgaban las vestiduras comentándolo. El 9 del atleti ha querido parafrasear a Nietzsche y su sentencia "lo que no me mata me hace más fuerte", pero en realidad lo que han perpetrado en su piel es esto: "etreuf sám ecah em, atam em on ueq ol". El hebreo se lee y se escribe de derecha a izquierda, querido Mario. O el tatuador pretendía emular a Leonardo Da Vinci o tiró de Google Translate. En cualquier caso, 'Manchu' acaba de ganarse un lugar de honor en el Tattoo Fail Hall of Fame. Aunque seguro que a los atléticos solo les importa una cosa: que en el tramo decisivo de la temporada el croata no se pierda ningún partido por ir a sesiones de láser para borrárselo.
5. Beckham, inventor del tatuaje anticrisis. Suyo es el primer tatuaje que se convirtió en tendencia mundial “y que ayudó a profesionalizar este mundo”, dice Pablo Ash. Años después, la llamada manga Beckham sigue siendo un estilo en sí misma, no solo por su contenido sino por sus elementos, o mejor dicho, por el concepto que inspira: rellenar espacio. Ideal para los amantes del ‘más es más’. Y mejor si es por menos. ¿Mucha piel y poco presupuesto? Pues me lo llenas de nubes. Una buena solución en estos tiempos que corren, pero que se paga con una ausencia total de originalidad en algo que, recordemos, es para toda la vida.
6. Neymar; exotismo y testosterona. Tatuarse un tigre no está de moda… hasta que llega el buen tiempo y Neymar se quita la manga larga. El tigre es un símbolo de fuerza y poder apto para cualquier persona, "pero hay que tener respeto por la cultura oriental, sentirse identificado o tener cierto conocimiento", opina Gastón de True Love. “El oriental y el tradicional (old school) son los estilos más clásicos. Los futbolistas no llevan tatu tradicional, por lo menos, al llevar oriental se acercan más a lo artístico”, añade. Eso sí, se corre el riesgo de sufrir bromas respecto a ‘ser un tigre en la cama’, o que te pidan ‘la mirada del tigre’.
7. El codo decorativo de Cesc Fábregas. Ojo, los tatuajes simplemente estéticos son un sí, pero muchas veces hay que investigar si además este tiene o no significado. Para Julio, de La Cosa Nostra Tattoo, “muchas personas buscan algo con sentido para justificar que sea algo de por vida. Pero a veces basta con que sea bonito, con que tenga valor artístico”. El diseño elegido por Cesc podría ser muy recomendable para alguien que empieza a tatuarse. “Ornamental, queda muy chulo, tuvo su época y podría volver a resurgir”, explica Pablo Ash. Pero, cuidado: lo que parecen espirales y dientes de tiburón podría ser en realidad un mensaje ofensivo para un auténtico maorí. Hay que pensárselo dos veces si se tiene pensado ir de viaje a Nueva Zelanda o a la Polinesia.
8. La parrafada de Balotelli. También es de los que opta por llenar huecos grandes. “Si alguien se hace un texto directamente, es porque no le gustan de verdad los tatuajes. Busca un dibujo que lo simbolice, pero no seas obvio”, insiste Pablo Ash. “¿Es Balotelli el que lo lleva? Me lo esperaba. No podía ser otro”, descubre a carcajadas Gastón.
9. De Rossi, ironía fina. Este tatuaje, con el que el italiano hizo autoparodia se su fama de leñero, es el que mejores críticas ha recibido por parte de los consultados. Por fin, un futbolista se aleja de tópicos. “Además es gráfico y descriptivo. Cumple con las bases del tatuaje como arte”, aplaude Pablo Ash. “Y al ser tan original no lo puede copiar cualquiera”, celebra Gastón.
10. Sergio Ramos tiene ídolos desconcertantes. Sí, todos pensábamos que lo suyo era más el flamenco... hasta que vimos su último tatuaje. “No entiendo por qué alguien como Ramos se ha tatuado a Michael Jackson. No le pega, no creo que haya tenido criterio para hacérselo”, opina Julio, de La Cosa Nostra Tattoo.“Yo soy fan de hacer tatus de fans, ya sea Michael, Elvis o Marta Sánchez”, bromea Anita Champagne.
11. Y Sergio Ramos (again): un curriculum con patas. Reafirmarte en tus logros y plasmarlos en tinta siempre parece una buena opción. Pero, puntualiza Pablo Ash, “si el tatuaje es tan obvio, más que como autoafirmación, parece una forma de fardar”. “Lo veo bien porque es positivo alardear de victorias, y más si es en las piernas, que es con lo que lo ha ganado”, opina Gastón. Si estás pensando en imitarlo, háztelo si el gol de Iniesta en Sudáfrica está entre los tres mejores momentos de tu vida, y no precisamente en el tercer puesto.
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