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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Susto de confeti para Draghi

Una activista del grupo Femen pone en evidencia a los servicios de seguridad del Banco Central Europeo

Soledad Calés

Una activista del grupo Femen salta, como en una instantánea de Robert Capa, sobre la mesa tras de la cual Mario Draghi está a punto de explicar a toda Europa que mantiene los tipos de interés. Encaramada en la mesa, Josephine Markman, una joven de Hamburgo, arroja octavillas y confeti sobre un alarmado Draghi, que se ha cubierto la cara con los brazos. La proclama de la manifestante protesta contra los métodos “dictatoriales y patriarcales” (dick-tatorship,juego de palabras con el término pene que ruborizaría al propio Marianico el Corto) del Banco Central Europeo (BCE) y lamenta la “narrativa insana” que impone la institución (sutil toque literario).

La octavilla incluye una advertencia que parece sacada de una galletita china de la suerte o del oráculo de Delfos: “Hoy soy sólo una mariposa mandándote un mensaje; pero asústate, volveremos”. Las fuerzas de seguridad se llevaron a la activista, vistosamente satisfecha por la misión cumplida, y no hubo más. Ahora bien, Josephine es un rostro conocido para todos los servicios de seguridad del mundo. Es una activista muy activa, valga la redundancia y su rostro y otras partes de su anatomía han aparecido en manifestaciones, protestas y encuentros públicos. Y, sin embargo, atravesó sin problemas el control de identificación haciéndose pasar por periodista. ¿Cómo es posible? Decir a continuación que los servicios de seguridad “investigan el incidente” puede interpretarse como un rasgo involuntario de humor.

Y no será por falta de medios. El incidente —no hubo daños, el salto fue tan estético como en una película de acción, el desarrollo posterior resultó amable y Draghi siguió como si nada— tuvo como escenario la nueva sede central del BCE, una estructura de acero, cristal y euros que costó 1.300 millones, aproximadamente el 50% más de lo presupuestado. Un fallo lo tiene cualquiera, pero al menos que no se exhiba en televisión.

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Porque la cara de sorpresa (o susto) de Draghi, celebrada jocosamente por Josephine, es veneno para los mercados. Con ella se podrá ilustrar en el futuro la huida de Grecia del euro, la rebelde deflación europea o el crecimiento imparable de la deuda pública española. Claro que Draghi no se esperaba la irrupción de Josephine; en cambio, lo de Grecia, la deflación y la deuda se lo malicia desde hace tiempo.

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