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¿Cuánto puedo desconectar del trabajo antes de ser prescindible?

Hay gente que usa el tiempo como arma laboral: echa horas para parecer relevante. ¿Cómo combatirlos cumpliendo tu horario?

Pasajeros del metro de Pekín
Pasajeros del metro de PekínXinhua /Landov (Cordon Press)

El tiempo es toda una arma laboral en manos de ciertas personas. Se ofrecen voluntarias para cualquier cosa a cualquier hora en cualquier lugar, más allá de horarios y convenios, para aparentar o recordar su importancia en el trabajo. Y el trabajo siempre no para de darles oportunidades para ello: que tu jefe te pida que vayas a la oficina un viernes a final de la tarde o que trabajes el fin de semana que hay que preparar algo superimportante para el lunes... Y aunque al principio de cualquier carrera puede ser necesario formar parte de esa cultura laboral, también lo es que, poco a poco, el trabajador se gane el derecho a decir que no.

El truco es la planificación inversa. Si quiero estar en casa a una hora determinada, hay que plantearse el día en base a ese objetivo

Esta es la tesis de Cal Newport, autor de So good they can't ignore you (traducible como Tan bueno que no puedan ignorar), un libro sobre el asunto, y de varios artículos al respecto. En ellos, este experto en productividad expone que para ganarse el derecho a decir que no, la mejor estrategia es “hacerse imprescindible” y dejar que otros compañeros, si quieren, se compliquen la vida. También razona que dosificar la comunicación y adelantarse a las preguntas de clientes, saber qué es lo quiere tu jefe y buscar aliados, gente normal, dentro de la organización para la que se trabaje... son aspectos importantes.

La sensación de control, ya sea cierta o no, disminuye los niveles de estrés Cal Newport, experto en productividad

Este autor es, según un post de The Week, una de las personas más productivas del planeta. Es profesor a tiempo completo en la universidad de Georgetown, además de revisar al menos seis artículos científicos al año, ha escrito cuatro libros, actualiza regularmente su blog sobre estos temas, está casado y con un hijo... pero, con todo esto, siempre deja de trabajar a las 17.30 y los fines de semana son sagrados. El truco, explican, es la planificación inversa. Si quiero estar en casa a una hora determinada, hay que plantearse el día retroactivamente en base a ese objetivo.

“Planificar te obliga a enfrentarte a la realidad de cuánto tiempo tienes y cuántos va a llevarte cada tarea”, le citan, “con esto en mente, deberías ser capaz de hacer algo productivo a cualquier hora del día [...] y poner tareas en los momentos en los que se te dan mejor”.Para expertos, lo suyo es hacerlo con toda la semana. “Sé cada semana lo que voy a estar haciendo cada día y sé cada mes lo que voy a estar haciendo en cada semana”, resume. “La sensación de control, ya sea cierta o no, disminuye los niveles de estrés”.

Si decides que tienes que acabar un proyecto al final de la semana, te frustrarás si no lo logras. Mejor piensa en cómo, exactamente, vas a realizar el proyecto Cal Newport

Uno de los sistemas que propone lo denomina Getting Creative Things Done. Al principio de la semana, hay que decidir en qué gran proyecto se va trabajar, evitando la tentación de hacer pequeñas partes de muchos. En el calendario, se res ervarán espacios de tiempo exclusivos, durante los cuales es importante mantener una reglas claras. ¿La más obvia? Nada de correo electrónico. Luego, durante esas horas, no se debe trabajar con una meta, con un objetivo que alcanzar, sino en el proceso. “Si decides que tienes que acabar un proyecto al final de la semana, te frustrarás si no lo logras [...] piensa en cómo, exactamente, vas a realizar el proyecto”. Con esto, además de evitar la ansiedad por llegar a una marca arbitraria, “los resultados de alta calidad vendrán solos”.

Las técnicas de Newport pueden no ser para todo el mundo, pero al final, como trabajador, lo único que tienes es tu tiempo. Ese capital finito –a largo plazo todos estaremos muertos, que decía Keynes– hay que cuidarlo.

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