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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Un Nobel de la Paz para Uganda

Ángeles Jurado
No llega a 500 seguidores en Twitter, donde se define como "activista de base, defensor de los derechos humanos y constructor de la paz". Su último tuit data del 18 de febrero y es una foto de sí mismo con Desmond Tutu, lanzada a la tuitosfera por Africa's Leaders. Él es alto, corpulento, con la piel de color chocolate intenso, ojos de niño y una sonrisa tamaño Uganda. Se llama Victor Ochen, es abogado y acaban de nominarle para el Nobel de la Paz, a los 33 años, por su trabajo al frente de la Iniciativa Africana de la Juventud. La red tiene su epicentro en Lira, en el norte de su país, una tierra que ha sufrido la plaga de Joseph Kony durante años.
La nominación de Ochen ha sido promovida por el Comité Americano de Amigos del Servicio, una organización cuáquera que recibió el galardón en 1947 y que también ha nominado a laureados con el Nobel de la Paz como Desmond Tutu, Martin Luther King y Jimmy Carter, entre otros. La nominación de Victor Ochen es apoyada por la UNESCO, que reconoce el trabajo del abogado ugandés como modelo para la promoción de la cultura de la paz en África. Como señala Mundo Negro, "se trata de la primera vez que un ugandés es nominado para un premio que en el pasado ganaron Kofi Annan, ex secretario general de la ONU procedente de Ghana, o Ellen Johnson Sirleaf, presidenta de Liberia". El Instituto para el Liderazgo Africano subraya que es el nominado africano más joven de la historia.
"Nací y crecí en el norte de Uganda, en el pueblo de Abia, del distrito de Lira", escribió con 28 años para el Enough Project. Abia es la localización de uno de los campamentos para desplazados internos del norte de Uganda. También está cerca de un antiguo puesto de mando del Ejército de Resistencia del Señor en Gulp-goi, en la orilla del río Moroto.
Las masacres del ERS y los secuestros de niños que acababan convertidos en menores soldados o esclavos sexuales se convirtieron en el trasfondo de la infancia de Victor Ochen. Pasó un total de 20 años ejerciendo de testigo de todo tipo de abusos y atropellos de los derechos humanos. Sobrevivía a veces con una sola comida al día para toda la familia, otras veces sin poder llevarse nada a la boca. Pasó por tres campos de desplazados en los que intentó educarse, tres auténticos infiernos. Victor y su hermano hacían carbón y lo vendían para poder pagar sus gastos escolares. "Nos convertimos en objetivos para los secuestros del ERS porque elegimos no llevar armas ni formar parte del ejército. Algunos de mis compañeros de clase sentían tal desesperación e impotencia que se dejaban secuestrar deliberadamente por el ERS".
Victor habla de una infancia lastrada por la miseria y la injusticia, maravillándose de haber podido superarla con poco más que el amor de sus padres y la esperanza en que la guerra acabaría un día. Por el camino, se libró por los pelos del secuestro en 2003. Su hermano y su primo no tuvieron la misma suerte: fueron abducidos por el ERS apenas media hora después de haberse separado de él. "Hasta hoy, nadie sabe qué les pasó", relata. "Creo que si mi hermano viviera, habría escapado y habría regresado ya, pero todavía tengo la esperanza de verle un día".
Ochen fundó en 2005 la Iniciativa Africana de la Juventud, que hoy todavía dirige. Su intención a la hora de crearla era trabajar en la rehabilitación de los niños afectados por la guerra en el norte de Uganda y apoyar a sus comunidades en su lucha en favor de la paz y de la justicia. Un sólo programa de su organización fue capaz de proporcionar 1.500 tratamientos médicos a 574 víctimas del conflicto entre el 2011 y el 2012, según recoge el periódico ugandés The New Vision.
"Lo que ha pasado en el norte de Uganda durante los últimos 20 años es chocante e increíble, pero sucedió. Nada puede calmar los sentimientos de la gente dolida y herida por la guerra. Una niña me describió cómo asesinaron a sus padres y otros vecinos y los cocinaron y cómo otros secuestrados fueron forzados a comérselos. Me dijo: Cada vez que intento cocinar usando la olla, veo a mis padres dentro. Lloraba amargamente y sufría y es triste ver a mucha gente como ella cuya situación sólo empeora sin ayuda. Me obsesiona no haber sido capaz de ayudar a gente como esa niña a escapar de las circunstancias que les hicieron vulnerables".
Hoy en día, Victor Ochen sigue trabajando con comunidades golpeadas por la guerra e intentando ayudarles a ayudarse a sí mismas. En lo que respecta a la asistencia médica, AYINET ha proporcionado cirujía reconstructiva a más de 5.000 víctimas de torturas y violencia sexual y ha tratado a heridos de guerra con problemas de salud mental. AYINET también promueve la tolerancia, la reconciliación, el perdón y el desarrollo. Ochen cree firmemente que sólo la justicia y la reparación para las víctimas puede prevenir nuevas atrocidades en el futuro. A pesar de la firmeza de esas creencias, explica también que sus convicciones se tambalearon el día que habló con un ex niño soldado que participó en el secuestro de su hermano. Reponiéndose al dolor y la ira, decidió ocultarle quién era y respetó a ese joven ex combatiente, al que considera también una víctima.
Victor Ochen se graduó en el programa de becas para el liderazgo del Nobel de la Paz sudafricano Desmond Tutu en el año 2011. AYINET se responsabilizó de la organización de la Conferencia Nacional de las Víctimas de Guerra que tuvo lugar en Uganda el año pasado. También en 2014, Angelina Jolie y William Hague le invitaron a tomar parte en la Cumbre Global para Acabar con la Violencia Sexual en los Conflictos, que tuvo lugar en Londres. Su trabajo le ha colocado al lado de otras personas excepcionales que intentan paliar los dolores de la guerra entre sus conciudadanos, como Denis Mukwege o Caddy Adzuba.
“Espero que este reconocimiento llamará la atención sobre las víctimas y supervivientes de las guerras, no solo en África sino en todo el mundo”, declaró sencillamente Ochen a The New Vision.

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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