La ciencia también es cultura

En los últimos días, y por diferentes motivos, el término “cultura” ha aparecido profusamente en los medios de comunicación y, como siempre, asociado mayoritariamente a las letras, las artes, el cine y la música. Dado que la gastronomía también es cultura, me voy a permitir un símil culinario: consideren un plato suculento compuesto de muy diversos y sabrosos ingredientes, por ejemplo la paella. En este contexto, las gambas podrían ser la literatura; los mejillones, las artes; los calamares, el cine, etcétera. Hasta aquí todo meridiano. Pero, ¿se imaginan una paella sin arroz? La contestación es obvia. Sin embargo, esta situación se produce cada vez que se considera que la ciencia es un elemento absolutamente ajeno a la cultura.

La palabra latina scientia procede de scire: saber, conocer y, en su sentido más amplio, conocimiento. Sin embargo, en la actualidad este término suele restringirse al conocimiento organizado, de modo específico y racional, del mundo natural. El método para llegar a ese conocimiento incluye la observación, la experimentación, el razonamiento y la predicción. Deben comunicarse los resultados, las predicciones deben ser contrastables y los experimentos reproducibles.— Juan Luis Santos Coloma.