La familia de Robin Williams se pelea por su legado
Su tercera esposa y los tres hijos del actor inician una batalla en los juzgados por los objetos más personales del intérprete
La sorpresa y el dolor que dejó la muerte por suicidio de Robin Williams el pasado 11 de agosto ha dado paso a una desagradable batalla legal entre sus herederos por las posesiones más personales de uno de los cómicos más queridos y divertidos de Hollywood. De un lado están sus tres hijos, Zak, Zelda y Cody Williams, de 31, 25 y 23 años, respectivamente, fruto de sus dos matrimonios previos. Del otro, su tercera esposa, la diseñadora gráfica Susan Schneider Williams, con quien el ganador de un Oscar por El indomable Will Hunting llevaba casado tres años. El litigio afecta no sólo a la fortuna amasada por este intérprete durante sus 40 años de carrera sino a sus colecciones personales, que incluyen desde un picasso que recibió como pago por su trabajo en Aladdin hasta juguetes, tebeos, bicicletas o fósiles, entre otros objetos que muestran la diversidad de gustos de este talento siempre creativo. Incluso están en litigio su ropa o esa amplia colección de gafas que poseía alguien a quien también le gustaba jugar con su look.
Los documentos presentados en los juzgados entre diciembre y enero desde ambos frentes de la familia Williams son una buena muestra de las tensiones que han quedado al descubierto tras el inesperado fallecimiento del marciano de Mork & Mindy. Williams se suicidó el pasado agosto a los 63 años. Tras su muerte, la familia confirmó que el actor luchaba contra la depresión y había sido diagnosticado con un incipiente párkinson. Según su autopsia mostraba signos de paranoia y de una forma de demencia que pudo ser crítica en su decisión de acabar con su vida. Williams dejó un testamento en el que otorgaba toda su fortuna a una fundación que incluye a sus tres hijos como benefactores. Además, el seis veces galardonado con el Globo de Oro dejó indicada la formación de otro fondo destinado a su nueva esposa, que también incluía la casa de ambos en Tiburón (California, EE UU) con todo lo que en ella había -aunque marcando algunas restricciones- y con los costes de dicha vivienda cubiertos de por vida. Schneider Williams, que tiene dos hijos adolescentes de una relación previa, firmó además un acuerdo prenupcial.
En su demanda, la tercera esposa se queja de que los hijos de Williams retiraron “de forma unilateral” ciertas pertenencias del actor que estaban en su casa. También asegura que le han sido recortados servicios que tenía contratados, como el envío a domicilio del periódico, y solicita dinero para “inesperadas” reformas en la vivienda. Por su parte los hijos, mediante su abogado, aseguran que ni ellos ni sus representantes han estado en una casa donde se les ha negado la entrada mientras que se le abrió la puerta a peritos para estimar el valor de ciertos objetos. Las demandas muestran lo profundas que son las diferencias entre ambos lados de la familia cuando aquello que Schneider Williams describe como “baratijas” del actor, que reclama como propio por ser recuerdos de su marido, levanta comentarios airados de los hijos, indignados ante el uso de tal palabra para describir su colección de cultura popular, que incluye novelas gráficas, action figures, máscaras teatrales o pósters de películas que Williams acumuló a lo largo de su vida.
Por el momento los tres hijos, aunque fruto de diferentes matrimonios, mantienen un frente común. Zachary Pym “Zak” Williams es hijo de Valerie Velardi mientras que Zelda Rae y Cody Alan son fruto de su segundo matrimonio con Marsha Garces, a la que Williams conoció mientras era la niñera de su primogénito. Los tres aseguran que las peticiones de la tercera esposa son muestra de su "avaricia”. Por su parte el abogado de Schneider Williams afirma que “en comparación con lo que los hijos de Williams van a recibir de su padre” la reclamación de su cliente es “una gota en el océano”.
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