Diez películas africanas imprescindibles
Por Beatriz Leal Riesco (*)
El año que acaba de concluir, 2014, será recordado como especialmente rico en la producción del cine de África subsahariana y su diáspora. Como muestra, en los mayores certámenes internacionales, con Cannes y Toronto a la cabeza, la cosecha en número y calidad de películas africanas ha sido tal que, a la espera de la 15ª edición del bianual FESPACO el próximo mes de marzo, existen dudas sobre si la selección alcanzará el nivel esperado.
Abderrahmane Sissako luchó por la Palma de Oro en Cannes con Timbuktú (en la imagen) y auguramos competirá por el Oscar; Raoul Peck ha regresado a la ficción adaptando Teorema, de Pasolini; con Murder in Pacot, un grupo de jóvenes y prometedores realizadores nos ha dejado sin palabras con sus películas de presentación y el género documental está más vivo que nunca. Quizás surjan nombres nuevos pero, a dos meses de la ceremonia de inauguración del festival en Uagadugú, seguimos sin noticias de que directores consolidados como Mahamat-Saleh Haroun o Haile Gerima, entre otros, vayan a estrenar este año entrante. Lo veremos en unos meses.
Mientras, os dejo mi lista de las 10 películas africanas del 2014 que, cualquier cinéfilo y amante de África, debería incluir en su filmoteca. El orden de esta lista es alfabético y no establece jerarquías. He optado por darle mayor relevancia al largometraje de ficción aunque excluir el brillante cortometraje de Frances Bodomo (¡apunten este nombre!) y un par de documentales sudafricanos habría sido un error inexcusable. Existen, muy a mi pesar, dos gran des ausentes: la película citada de Raoul Peck y October 1 del nigeriano Kunle Afolayan. Incapaz de haberlas visto a día de hoy, he decidido no incluirlas a la espera de dedicarles el espacio que auguro se merecen. Mientras, como fiel seguidora de ambos directores, su mención en esta introducción era de justicia.
1. Afronauts, Frances Bodomo (Ghana) Cortometraje
El 16 de julio de 1969, Estados Unidos estaba a punto de lanzar el Apolo 11. A miles de quilómetros de distancia, la Academia Espacial de Zambia, liderada por el profesor de ciencias Edward Makuka Nkoloso, espera ganar la carrera espacial. En este relato afrofuturista basado en hechos reales, la joven realizadora Frances Bodomo se sirve de la impresión de ciencia ficción que ciertos hechos de la historia contemporánea africana adquieren al ser ficcionalizados para su segundo corto presentado en Sundance. Formada en NYU en teoría de cine, Bodomo daría el paso a la práctica dejándonos boquiabiertos con Boneshaker (2012).
En unos 12 minutos intensos hacía gala de una destreza inesperada para una recién llegada en la composición de ambientes, sensaciones y texturas audiovisuales. En su obra más reciente rodada en 16mm, un blanco y negro poblado de grises granulados y un ambiente sonoro saturado crean un tiempo indeterminado lleno de referencias históricas pasadas, presentes y futuras, donde mito, historia, memoria y nostalgia se entremezclan. Entregada en la actualidad en convertir Afronauts en un largometraje, Frances Bodomo forma parte de una nueva ola de jóvenes directoras africanas transnacionales (Akosua Adoma Owusu, Ekwa Msangi-Omari, Jenna Bass…) que están transformando las expectativas de las audiencias internacionales sobre el cine proveniente de África. Página Web
2. Beti and Amare, Andy Siege (Etiopía)
Found footage del avance italiano en Etiopía en la Segunda Guerra Mundial sirve de apertura: estamos en el año 1936. A continuación, imágenes digitales que fluctúan del color al blanco y negro nos presentar a Beti, una joven etíope quien, huyendo de las tropas de Mussolini, ha buscado refugio en la choza de su abuelo en el sur rural del país. Poco después de su llegada y ante la partida del abuelo a la ciudad más cercana para comprar ganado, Beti combate el hambre, la sed y las embestidas sexuales de los habitantes locales gracias a la llegada desde el espacio de un extraño habitante medio hombre, medio animal dentro de una nave en forma de huevo…
Primera película del director Angy Siege, nacido en Nigeria de padres alemanes, Beti and Amare es una obra extraña de gran poder visual en el que los géneros y las técnicas cinematográficas se intercalan, mezclándose sin jerarquía ni lógica el relato histórico con la ciencia ficción, la conquista bélica y el género romántico. Intuimos que, ante la imposibilidad de enfrentarse racionalmente a las violaciones, Beti se cobija en visiones oníricas y alucinógenas surgidas del amor y de delirios monstruosos, las cuales se confunden con sus experiencias y su propia idea del mito de la creación. Rodada íntegramente en amhárico y producida de manera independiente por la compañía Kalulu creada por el propio director (soldado italiano) y Pascal Dawson (Amare), quienes polifacéticamente se reparten diversos roles para abaratar gastos, Beti and Amare fue estrenada en el festival de cine de Moscú y está viajado con éxito por varios continentes. Página Web
3. Half of a Yellow Sun, Biyi Bandele (Nigeria)
Una de las películas más esperadas de este año, la adaptación a la pantalla del bestseller homónimo de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie empezó su recorrido en festivales internacionales acompañado de un incomprensible retraso en su exhibición en las salas de su país motivado, según la comisión censora “por la incitación a la violencia que podría provocar”.
Firmada por Biyi Bandele, aclamado novelista y dramaturgo nigeriano asentado en el Reino Unido y curtido en adaptaciones para el teatro de autores africanos como Chinua Achebe o Aphra Behn, Half of a Yellow Sun es su primera incursión en el largometraje. En este melodrama histórico, Bandele adapta con libertad, y manteniendo en todo momento la tensión narrativa, la novela de Adichie. Presenta el conflicto de Biafra de los años 60 a través de los recorridos vitales de dos gemelas de familia acomodada: Olanna y Kainene. Con un reparto de estrellas internacionales en los papeles principales que, sin embargo, adolecen por momentos de falta de profundidad- Chiwetel Ejiofor (Odenigbo), Thandie Newton (Olanna), Anika Noni Rose (Kainene)- la actuación viene rescatada por un conjunto inolvidable de secundarios (Onveka Onwnu, Genevive Nnaji, OC Ukeje y John Boyega). La música y la recreación de ambientes, gracias a la fotografía colorista de John de Borman y a la calidad de la producción, son sin lugar a dudas sus puntos fuertes. El debut cinematográfico de Biyi Bandele, a pesar de sus debilidades, le augura una prometedora carrera en el cine comercial. Página Web
4. Love the One You Love, Jenna Bass (Sudáfrica)
Si la película de Soderbergh, Sex, lies and videotapes, se rodara en Sudáfrica en 2014 se titularía Love the One You Love y su directora sería Jenna Bass. Tras su presentación internacional por todo lo alto con el cortometraje The Tunnel en 2010 (producido por el programa Africa First de Focus Features ahora desaparecido), el primer largo de la sudafricana Jenna Bass se esperaba con ansia. Nada más estrenarse en su país, se hizo con los premios al mejor largometraje de ficción sudafricano y mejor actriz (Chiedza Mhende) en Durban. Nunca antes se habían captado con tal precisión y detalle las ansiedades, deseos y expectativas que el amor provoca en las nuevas generaciones de la nueva Sudáfrica.
Estamos en la Ciudad del Cabo contemporánea donde Terri (Chiedza Mhende) una tele-operadora de una línea erótica, su novio Sandile (Andile Nebulane) y Eugene (Louw Venter), técnico informático, sienten que su amor está siendo controlado por fuerzas mayores, y son objeto de una extraña conspiración. En la búsqueda de respuestas a sus premoniciones recurren a todos los medios que les rodean: nuevas tecnologías, brujería, hipnosis, detectives privados y consejos de familiares y amigos…
Cansada del tiempo que un rodaje convencional implicaba, Jenna Bass, armada de un concepto de película desarrollado en apenas 20 páginas decidió realizar una película improvisada y barata para “probarse a sí misma que podía hacerlo”. Arropada por unos actores brillantes, la directora captura lo inaprensible y complejo de cada vida humana, enterrada en la casualidad de las relaciones contemporáneas. La banda sonora compuesta por las conversaciones improvisadas de unos actores magistralmente dirigidos trasmite la jerga urbana local y el flujo pictórico de imágenes grabadas en diversos formatos y provenientes de todo tipo de pantallas (en sintonía con las viñetas del African Pulp Magazine Jungle Jim que Bass edita) y montadas a un ritmo trepidante, completan la gesta. Toda una lección de estilo y demostración de las películas que han de llegar firmadas por una de las directoras más prometedoras del continente.
5. Run, Philippe Lacôte (Costa de Marfil)
En la historia de los cines africanos no son infrecuentes las alegorías de las naciones africanas postcoloniales (Teza, L’Absence…) y Run se incluye en esta tradición, reflexionando sobre la historia contemporánea de Costa de Marfil. El sueño de la independencia fue vencido por la decadencia que sucedió al milagro económico hace tres décadas y, en el momento presente, la violencia se ha impuesto como único medio para alcanzar el poder. “La violencia sólo engendra violencia”, dice el protagonista hacia el final. Su director, el marfileño Philippe Lacôtte, nos propone la historia de un héroe que decide en cada momento cuál será su destino. “Je m’appelle Run, et si je m’enfuis, c’est pour défendre ma liberté”.
Para esta ambiciosa película llena de citas de grandes directores africanos se ha contado con un reparto estelar, símbolo del momento que estamos viviendo. Tourou, el maestro del joven Run, es Rasmané Ouédraogo (Yaaba, Tilaï, Moolaadé, La nuit de la vérité…) y es conocido como actor fetiche de pioneros como Sembène Ousman, Idrissa Ouedraogo o Fanta Régina Nacro; el antiguo militante (Assa) que salvará de la muerte y liberará a Run es Issach De Bankolé, perteneciente a la generación de actores africanos que logró inserirse en el cine internacional y, por último, el protagonista, Run (Abdoul Karim Konaté, Le Djassa a pris feu) es uno de los máximos representantes de una nueva forma de hacer cine en África en el siglo XXI: autónoma y orgullosa de sí misma. Obra sobre la importancia del trabajo intergeneracional y del esfuerzo por comprender el presente reflexionando sobre el pasado y mirando al futuro, ocupa de pleno derecho un lugar destacado entre los filmes africanos estrenados en el 2014.
Philippe Lacôtte, conocido como productor de la premiada Le Djassa a pris feu (2012), ha demostrado su buen hacer sido seleccionado en Cannes en Un Certain Regard con su primer largometraje como director.
6. Timbuktú, Abderrahmane Sissako (Mali)
Ocho años después de su juicio al FMI y el Banco Mundial en Bamako, el más internacional y dotado de los directores africanos contemporáneos, el mauritano Abderrahmane Sissako, ha vuelto a Cannes y a Toronto con Timbuktú, dejando estupefactos a público y crítico. Una bellísima oda a la comprensión y a la paz que cuenta la resistencia y el sufrimiento en el norte de Mali ante la ocupación jihadista, por la que estuvo a punto llevarse la Palma de Oro y por la que recibiría el Premio del Jurado Ecuménico y el François Chalais Prize.
En fechas recientes, ha vuelto a hacer historia al ser una de las 9 películas extranjeras pre-seleccionada para los Oscars y, a la espera de que se anuncien las cinco películas que finalmente se disputará el premio, esta primera nominación le ayudará sin duda en su distribución internacional. Sissako, autor de primer rango, demuestra una vez más su habilidad para hilvanar tragedia y humor creando a través del cine, arte del espacio y del tiempo, un lugar de reflexión sobre el sufrimiento de las víctimas en los conflictos contemporáneos silenciados así como sobre la fuerza de la resistencia diaria de hombres y mujeres corrientes. Basada en personas y hechos reales, con unos actores en su mayoría noveles, la cámara de Sofiane El Fani (operador de cámara de La vie d’Adèle de Adbellatif Kechiche) acentúa la calidad de sus actuaciones sobre una perenne tonalidad ocre de adobe y arena del desierto.
La maestría en el montaje (Naida Ben Rachid) y los interludios musicales contribuyen a redondear una película que, a meses de su presentación, ya se ha convertido en un clásico en la historia de los cines africanos y que esperamos se haga con el Oscar como premio simbólico de reconocimiento a uno de los directores de cine en activo de mayor valía en el panorama global.
7. Miners Shot Down, Rehad Desai (Sudáfrica) Documental
En agosto de 2012, un colectivo de mineros sudafricanos en Marikanga comenzó una huelga para mejorar sus salarios. La represión de la movilización pacífica de los huelguistas provocaría numerosos heridos y 38 muertos. El experimentado director de documentales sudafricano Rehad Desai, quien se diera a conocer hace una década en Cannes al público internacional con Born Into Struggle (2004), emplea una vez más las herramientas del mejor documental observacional para seguir, día a día y desde el punto de vista de las víctimas, los acontecimientos que provocaron la primera masacre sudafricana tras el apartheid.
El uso del tiempo atrapa al espectador, quien vive en primera persona el desarrollo de los acontecimientos vividos por los mineros gracias al virtuosismo a la hora de intercalar momentos climáticos con otros de aparente suspensión creando una tensión ascendente cuyo resultado compone una intrincada red de poderes e intereses político-económicos, característicos de la Sudáfrica contemporánea. Desai desenmascara la connivencia de políticos del ANC con la compañía minera Lonmin, sus infiltrados entre los manifestantes y el cuerpo de policía en esta masacre silenciada. Refrendada en los festivales con numerosos premios por su valor de defensa de los Derechos humanos, su valentía en la presentación de estos hechos traumáticos lo sitúa como uno de los documentales obligados del año. Página Web
8. Stories of Our Lives, Jim Chuchu (Kenia)
Lo que había empezado como un archivo de testimonios en la comunidad LGBT de Kenia, reunido por un colectivo artístico local, se convertiría en un proyecto tan seductor que la asociación daría el paso de llevarlo a la gran pantalla. Con un presupuesto irrisorio y un equipo compuesto por una pequeña videocámara, un micrófono, dos luces LED y una grabadora digital portátil, las cinco historias que conforman Stories of Our Lives sorprendieron en Toronto, cautivando por igual a audiencia y crítica.
Una banda sonora íntima y poética se encarga de sostener sesenta minutos en blanco y negro en los que se suceden historias reales en escenarios urbanos y rurales, donde amor, sexo, rechazo, traición, sueños y esperanzas cartografían una geografía humana polifacética de ansiedades y sentimientos compartida por los jóvenes de Kenia. Experimento único que da visibilidad a una comunidad perseguida y penalizada, Stories of Our Lives es una aguda y estimulante sinfonía de momentos determinantes en las vidas de un grupo de hombres y mujeres enfrentados a una sociedad llena de prejuicios y estrechez de miras. Compartiendo la falta de intención moralizadora y huyendo de finales cerrados, estas dramatizaciones proponen maneras de entender y respetar al otro en un mundo en el que el género y la sexualidad no deberían pesar más que nuestra humanidad compartida. Página Web
9. Shield and Spear, Petter Ringbom (Sudáfrica) Documental
En 2010, casi dos décadas tras la caída del apartheid en Sudáfrica, el provocador artista de Ciudad del Cabo Brett Murray realizó una pintura de carga altamente satírica en la que el presidente Jacob Zuma mostraba los genitales posando como Lenin. La obra, titulada The Spear, provocó un revuelo de dimensión nacional, con declaraciones institucionales y demanda judicial del ANC, manifestaciones populares y ataque a la obra incluido, alcanzando a la prensa internacional. Partiendo de este suceso, el director sueco afincado en Nueva York Petter Ringbom viajó a Soweto, Ciudad el Cabo, Johannesburgo y otras ciudades de la nación arco iris para retratar el momento de efervescencia creativa que se está viviendo en la música, pintura, literatura, grafiti, moda, fotografía, vídeo… y el verdadero alcance del sistema democrático liderado por el ANC.
A través de entrevistas con periodistas, artistas y colectivos nos adentra en una realidad de negociación de identidades, tradiciones y estigmas, donde la libertad de expresión, el racismo, la xenofobia, la herencia del colonialismo y la censura marcan el quehacer cotidiano de artistas y habitantes. Presentado en el Hot Docs de Toronto y a punto de empezar su periplo por festivales internacionales, este documental clásico en su factura, nos devuelve los dos polos en los que se debate el arte sudafricano contemporáneo: la provocación revolucionaria (lanza-spear) y la defensa como reacción al miedo (escudo-shield). En pleno siglo XXI, estas prácticas artísticas con un enfoque pro-comunitario y abiertamente político demuestran cómo el arte puede y deber seguir siendo subversivo para desencadenar cambios. Página Web
10. Veve, Simon Mukali (Kenia)
Escrita por la guionista y actriz Natasha Likimani, la película toma su nombre de una de las denominaciones dadas al khat o miraa, una planta narcótica muy popular en el este africano. Alrededor de esta sustancia y siguiendo el ritmo marcado por las normas de los géneros del thriller y el melodrama, se nos muestra el engranaje productivo, de distribución y consumo del khat. Las historias entrecruzadas del político y traficante Amos y de Sammy, su mano derecha, de su enemigo Wadu, de la mujer de Amos y su amante, Kenzo, un joven sediento de venganza, y de un joven y naif director de documentales blanco desencadenarán pasiones y engaños.
El retrato sombrío de la sociedad keniata que nos ofrece apenas se ve equilibrado por aquellos que intentan resistirse por la ingenuidad de sus acciones. Producida por One Fine Day Films, responsable en los últimos años de algunos de los mayores éxitos del país dentro y fuera de sus fronteras (Nairobi Half Life; Something Necessary) en colaboración con instituciones públicas y privadas alemanas y presentada en Durban, Veve se adentra sin tapujos en el mundo de las drogas, la corrupción y la pobreza. A pesar de ciertas carencias en la tensión narrativa, de la composición televisiva de planos, del final moralizante y de que el personaje del joven director venga motivado únicamente por intereses comerciales internacionales, Veve es digno ejemplo de la diversidad y autonomía en la producción cinematográfica de Kenia en los últimos años. A día de hoy, es una industria que se ha reapropiado de sus referentes locales dando respuesta a las necesidades de sus audiencias mientras las películas que salen de sus fronteras informan y sorprenden a espectadores internacionales.
(*) Beatriz Leal Riesco es crítica, comisaria e investigadora especializada en cines africanos y programadora del African Film Festival de NYC
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