Cosas que no sabremos nunca...
La Nochebuena se vino y se fue y con ella esos personajes del belén patrio que conocemos sólo en parte
… pero sobre las que no dejaremos de fantasear, porque en ellas se encuentra la clave de muchas de las noticias que hemos leído o escuchado este año y a las que siempre les ha faltado la parte más golosa, aquella que, por el lógico derecho a la intimidad de los que las protagonizan, nunca llegaremos a conocer. Aquí vienen algunos ejemplos:
¿Cómo será la conversación entre Felipe VI y su hermana, la todavía infanta Cristina, cuando el Rey la llame estos días para desearle felices fiestas? Porque eso es lo que hacemos todas las familias en estas entrañables fechas, aunque la relación sea tensa y tengamos muchas cuitas pendientes. Nos llamamos, nos perdonamos por unos momentos, nos deseamos lo mejor. Pero ¿cómo le deseas lo mejor para el año entrante a tu hermana cuando lo que le espera, sin duda alguna, es el banquillo?
¿Qué comentario haría Rajoy esta semana cuando vio que la inefable y siempre imprevisible Esperanza Aguirre se postulaba sin rubor alguno ante la prensa como alcaldesa de los Madriles? ¿Se daría de cabezazos nuestro presidente contra la pantalla de plasma? No es para menos, porque aún el olvido no ha podido borrar aquellos emotivos momentos en que doña Esperanza, con lágrimas en los ojos, decía adiós a la primera línea de la vida política y aseguraba que quería dedicarse a su familia. ¿No habrá sido su propia familia la que está detrás de todo esto?
Me encantaría ser invisible, como Bruce Willis en El sexto sentido (pero sin necesidad de estar muerta), y sentarme algunas noches entre Pablo (Iglesias) y Tania (Sánchez) para saber si al volver a casa comentan cosas como esas declaraciones de Cayo Lara en las que el exdirigente de IU hablaba algo irritado de aquellos que no se deciden a establecer alianzas de izquierda. ¿Habrá temas tabú en la mesa de la pareja del año? ¿Se intercambiarán información privilegiada? ¿Se puede amar a quien no navega en el mismo barco?
¿Con quién estará pasando las fiestas nuestro pequeño Nicolás?
¿Qué hablarían Juan Carlos Monedero y Carmen Lomana aquella noche en que decidieron dejar de lanzarse requiebros por el Twitter y darse un garbeo por Malasaña? ¿Cómo sería el paso de lo virtual a lo presencial, siempre tan problemático? Como rezaba el titular de la revista Qué me dices: “¿Quién sacó el monedero?”. A eso le llamo yo poner el dedo en la llaga.
Hay una incógnita que todo ciudadano español habría querido desvelar en estos días, sea o no sea dicho ciudadano/a amante de la copla. Me refiero, como ya habrán adivinado los lectores más perspicaces, a la cena navideña de Isabel Pantoja. No tanto al menú, que imagino sencillo, cuanto a la conversación entre compañeras de módulo. ¿Cómo será esa Pantoja desasistida del móvil que toda folclórica lleva en la mano como antes llevaban el paquete de Fortuna y sin la protección de las míticas gafas negras de incógnito que les esconden media cara en los andenes del AVE Madrid-Sevilla? ¿Encontrará de pronto nuestra heroína en la ajena compañía de otras presas una paz de espíritu que hacía tiempo que no sentía?
¿Qué es lo que dirá Susana Díaz de Pedro Sánchez en la intimidad? ¿Qué es lo que soltará Sánchez sobre Díaz en la intimidad? ¿Qué dirán ambos en los momentos en los que no tengan que hacer el teatrillo de que se están apoyando como camaradas que son cuando en realidad se están haciendo la cama y es algo que sabe todo el mundo porque hay que ser muy tonto para no darse cuenta?
¿Cuáles serán los temas que acapararan la conversación de sobremesa de la familia Pujol en estas fiestas? ¿De qué habla una familia unida por elementos en principio tan dispares como su amor a Cataluña y sus deudas con el fisco? O a lo mejor siendo de la misma sangre como son han conseguido que esos elementos sean perfectamente compatibles.
¿Cómo habrá compartido la infanta Cristina el anuncio de la imputación con su marido, Iñaki Urdangarin? En mi opinión, este es uno de los personajes más enigmáticos del año. Si sigue con su esposo es porque de alguna manera lo disculpa; pero la paradoja estriba en que si ella se considera inocente tiene que ser porque lo culpa a él, y lo culpa no sólo de los cargos que le imputa la justicia sino de haberse aprovechado de ella, de su ignorancia. Como creadora de personajes de ficción entiendo el tipo de personaje que Urdangarin representa pero la psicología de ella se me escapa. Y más cuando su empecinamiento sigue perjudicando a su hermano.
¿Con quién estará pasando las fiestas nuestro pequeño Nicolás? Porque este Nicolasillo es un poco ya un chiquillo de todos los belenes, como el caganer, como el pastorcito, como el angelote que cuelga del árbol. ¿Disfrutará con los abuelos de su presencia televisiva en todos los resúmenes del año que se va? ¿Acudirá a alguna fiesta de la noche madrileña en la que tanto enredó para celebrar el fin de año? ¿A quién le habrá confiado la carta que aún tiene guardada bajo la manga sobre las debilidades de aquellos que le protegieron como a un hijo? Cuánto daría yo por escuchar las confesiones de nuestro Nicolasillo a la Pechotes.
La Nochebuena se vino y se fue y con ella esos personajes del belén patrio que conocemos sólo en parte. Gracias a todos, porque cuántos silencios familiares van a llenar. Benditos sean.
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