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Eva Longoria, actriz comprometida

La intérprete recauda fondos en Dubái para los niños en los países en vías de desarrollo Además de su labor filantrópica, lucha por los inmigrantes de EE UU

Ángeles Espinosa
Eva Longoria, junto a Tariq al Gurg, responsable de Dubai Cares.
Eva Longoria, junto a Tariq al Gurg, responsable de Dubai Cares. GETTY

Flanqueada por sus anfitriones emiratíes, Eva Longoria hace una entrada triunfal en Dubái. Sus rasgos morenos destacan en medio de las túnicas blancas que constituyen el atuendo distintivo de los hombres locales. Durante unos segundos reina el silencio. Enseguida, los click click de las cámaras de fotos y los flashes inundan la sala. Por segundo año consecutivo, la actriz y empresaria acudía a la ciudad para presidir la gala de la Fundación Global Gift y recaudar fondos para sus proyectos solidarios.

“Estoy muy feliz de volver a Dubái y agradezco la cooperación del Festival Internacional de Cine de Dubái y Dubai Cares porque la proyección del Festival amplia el impacto que podemos tener”, declara Longoria que, además de promover su propia fundación, es presidenta de honor de Global Gift. Desde ambas organizaciones, la intérprete, que saltó a la fama internacional como la Señora Solís de la serie Mujeres Desesperadas, trabaja para combatir la pobreza facilitando el acceso de los niños a la educación.

Conozco el valor del voluntariado: mi hermana tiene una discapacidad”

A sus 39 años, Longoria luce espléndida. A pesar de su constitución menuda, tiene imán. Su energía, el tono de su voz y, sobre todo, su sonrisa, cautivan a sus interlocutores. Su estilo también, a decir por el peinado y los retoques estéticos del resto de las benefactoras que la acompañan en la presentación. Un largo camino para la niña a la que sus hermanas consideraban el patito feo.

“Nací en una familia de filántropos y rodeada de mujeres fuertes, 3 hermanas, 9 tías y 23 primas, ningún chico. La mayor de mis hermanas es discapacitada mental, lo que me llevó a conocer de primera mano las dificultades que eso representa y la necesidad de contar con el apoyo de la comunidad; desde muy pronto aprendí la importancia del voluntariado”, explica. “Significó mucho para nuestra familia; forma parte de mi ADN y sentía la responsabilidad de devolver ese apoyo que nosotros recibimos”.

Longoria pisa con firmeza sobre unos tacones de vértigo. Bebe agua sin gas y no esconde que necesita gafas para leer; unas gafas grandes, difíciles de perder, y que reclama cuando llega a su segunda cita del día con la prensa. Para entonces, ya ha cambiado el vestido de seda en tonos pastel de la mañana, por una blusa y un pantalón de color añil, y aún queda por descubrir qué llevará a la gala. Al saber que la periodista es española, abre un paréntesis para compartir un dato que le impactó.

Se subastó un viaje al Gran Premio de Mónaco con ella por 46.000 euros

Cuando estuvimos en España, que es una de las economías más golpeadas de Europa, el mayor problema era el hambre”, señala antes de pasar del inglés al español y pedirle a María Bravo, una de las fundadoras de Global Gift, que cuente lo que descubrieron. Bravo menciona un reciente estudio de Unicef sobre los efectos de la recesión en los niños de los países ricos. “Señaló La Palmilla, en Málaga, como el lugar de Europa donde más niños pasan hambre”, afirma esta malagueña cuya amistad con Longoria se remonta a 2004 durante la grabación de Carlita's secret, en la que ambas comparten una escena tórrida.

El compromiso de la actriz no se limita a su presencia en una gala que, a 2.500 dirhams (555 euros) el cubierto, esperaba superar los 1,3 millones de dirhams recaudados el año pasado para financiar proyectos de ayuda a la infancia en varios países en vías de desarrollo. Conseguirlo dependía del éxito de la subasta en la que se pujaba, entre otros, por una “experiencia con Eva Longoria”. “Es algo que no se puede comprar con dinero. Se trata de acudir conmigo al Gran Premio de Mónaco”, contó divertida aunque no muy segura qué prueba se trata. "Bueno, es una carrera de coches", añadió sabedora de que su compañía sería lo más buscado del premio: 46.000 euros fue la puja final.

Conseguir una entrevista con ella resulta más difícil que con un jefe de Estado. La firma de relaciones públicas encargada de su visita filtra todo el proceso: primero pide las preguntas; luego exige cambiarlas porque deben centrarse en la gala; al final, no hay tiempo para entrevistas, pero se le pueden hacer preguntas cuando presente el evento. En persona, la artista se muestra mucho menos diva de lo que toda esa protección había hecho temer.

“Soy de Texas, la inmigración es un problema global. En EE UU, desafortunadamente tenemos un Congreso que no hace nada y siempre he apoyado al presidente en la reforma de la ley de inmigración”, contesta a un periodista estadounidense que se interesa por su opinión en ese asunto.

Longoria se ha mostrado muy activa en las causas de los latinos en Estados Unidos, incluso ha cursado un Máster en Estudios Chicanos en la Universidad de California. “He sido la última de mi familia en lograr ese título, así que he sido poco aplicada”, bromea. Tampoco ha escondido sus simpatías políticas. Respaldó la designación de Obama a la presidencia en la Convención Demócrata de 2012 y este año ha iniciado el proyecto Latino Victory para recaudar fondos para el próximo candidato.

Eso sí, durante su visita a Dubái, deja claro que su compromiso solidario y político tiene un límite. Cuando alguien mencionó que la gala en la que participa también subastaba un viaje espacial, Longoria se apresuró a aclarar que no será en su compañía. “Conmigo no contéis, al espacio vais vosotros solos”, declaró muy seria.

La actriz, a la que todo el mundo (incluidos los fotógrafos) llama Eva con gran familiaridad, resulta bastante accesible, muy profesional en su trato con los reporteros y dispuesta a hablar de lo divino y lo humano sin pillarse los dedos. Cuando una periodista iraquí, le pregunta qué piensa del islam y de las mujeres árabes, señala que como americana de ascendencia mexicana sabe lo que es sentirse juzgada por los orígenes étnicos o culturales.

Y en un tono más ligero añade: “Las mujeres árabes son las más guapas del mundo”. Casi nada viniendo de alguien que ha sido considerada una de las Personas Más Bellas (en 2003), la Estrella Femenina Más Atractiva (en 2005 y 2006), una de las Mujeres Más Sexy (en 2008) y la Más Bella a Cualquier Edad (en 2012).

Cierto que todos esos títulos no le han servido para conservar a sus dos maridos el actor Tyler Christopher, con quien estuvo casada de 2002 a 2004, y el jugador de baloncesto francés Tony Parker, de quien se divorció en 2010, después de tres años de matrimonio, debido a sus infidelidades. Pero de eso no habla durante su estancia en Dubái.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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