Lejos de Hollande, juntos en California
Sale a la luz el romance de los exministros de Economía y Cultura
La política francesa vuelve a la prensa rosa. Mientras el Gobierno de François Hollande trataba de sortear la tormenta generada por los malos datos económicos y el libro de su excompañera Valérie Trierweiler, dos de los exministros que han provocado la nueva remodelación del Ejecutivo disfrutaban, juntos y aparentemente enamorados, de unos días de vacaciones en San Francisco (California).
Arnaud Montebourg, ministro de Economía hasta el 25 de agosto, forzó su despido con un discurso público en el que cuestionaba las reformas de su jefe Hollande. “Recupero mi libertad”, dijo. La ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, sorprendentemente, siguió sus pasos y se fue voluntariamente.
Paris Match ha ofrecido la supuesta prueba de que son pareja. Las fotos son explícitas: liberados de su carga, paseaban de la mano por las calles de San Francisco el 7 de septiembre, dos semanas después de dejar el Gabinete de Hollande. Relajados, enlazados, visten vaqueros y se abrazan, aparentemente ignorantes del objetivo de la cámara.
Este es el mismo semanario que en su número anterior, también en exclusiva, ofrecía extractos del corrosivo libro de Trierweiler. Hollande ha vuelto a salir a la escena pública para rechazar la imagen de hombre que se ríe de los pobres —les llama los desdentados, afirma su excompañera—, consciente del daño político que le está causando la deslealtad de esta periodista que ahora trabaja, justamente, en Paris Match.
El semanario no aporta más detalles del nuevo romance; por ahora. Él tiene 51 años y dos hijos de un matrimonio roto. Ella, 41, es madre soltera y tuvo una relación sentimental, siendo ya ministra, con un ex secretario de Estado del conservador Jacques Chirac. Montebourg y Filippetti apoyaron en 2007 la candidatura presidencial de Ségolène Royal, ahora ministra de Medio Ambiente. El libro de Trierweiler ha empujado a Royal a defender a Hollande, padre de sus cuatro hijos, y a organizar una cena con sus próximos para apoyarle.
Con un tejido tan tupido de intereses y pasiones no es extraño que la política francesa siga ocupando las páginas de la prensa del corazón.
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