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Heladas blancas y negras

Aparecen cuando la temperatura de la masa del aire cerca del suelo baja de los cero grados, puesto que es en este punto cuando un líquido se congela en condiciones normales

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Helada en los olivos de LLeida.
Helada en los olivos de LLeida. Herminia Sirvent

Hablamos de una helada cuando la temperatura de la masa del aire cerca del suelo baja de los cero grados, puesto que es en este punto cuando un líquido se congela en condiciones normales. Ahora bien, podemos distinguir dos tipos de heladas, las blancas y las negras. Respecto a las primeras, se producen con frío y humedad. Cuando el mercurio se sitúa en valores negativos y hay suficiente humedad ambiental (normalmente por encima del 60%), aparece lo que llamamos escarcha, o lo que es lo mismo, ese hielo en forma de pequeños cristales hexagonales que se adhieren sobre cualquier superficie sólida (hierbas, plantas, frutos, hojas, coches...) confiriéndoles un aspecto blanquecino, de ahí el nombre de heladas blancas.

No son dañinas para el campo y protegen la parte interna de las plantas, puesto que el hielo actúa como anticongelante. La escarcha no es rocío (gotitas de agua) congelado, puesto que se forma cuando el vapor de agua contenido en el aire se convierte directamente en cristales de hielo, sin pasar por el estado líquido y, lógicamente, siempre con temperaturas por debajo de los cero grados (este cambio de estado se llama sublimación del vapor de agua).

Las heladas negras son las más temidas por los agricultores. Aparecen cuando el mercurio baja igualmente de los cero grados, pero no se forma escarcha, ya que la humedad ambiental es muy baja. El aire es tan seco que no existe condensación. Como no hay capa de hielo sobre las plantas, no hay protección y, por tanto, este frío seco actúa directamente sobre la estructura molecular de las plantas, destruyendo todo el tejido interno y produciendo ese típico color negruzco, mortal para cualquier clase de cultivo.

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