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LA PUNTA DE LA LENGUA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nada es realmente incomparable

En aquel debate en la radio, los polemistas usaban el mismo verbo con significados distintos

Álex Grijelmo

Dos personas o ideas están a veces tan lejos entre sí que decimos de ellas que "son incomparables". Se trata a menudo de una hipérbole: una exageración. Porque en realidad todo se puede comparar.

Uno de los debates de guardia en las emisoras de radio consiste en averiguar si Lionel Messi y Cristiano Ronaldo son comparables o no. Escuché a un polemista defender hasta la extenuación que no son comparables… tras dedicarse un buen rato a compararlos. En este caso radiofónico, todos sabemos que se habla de los dos mejores jugadores de fútbol del mundo, muy cerca el uno del otro, y que no nos hallamos precisamente ante el hipotético caso de que se dijera que Nueva York no es comparable con Aranda de Duero.

En sentido retórico, no son comparables las dos ciudades, claro. En sentido real, por supuesto que podemos compararlas: Nueva York tiene rascacielos, y Aranda de Duero no. Nueva York tiene neoyorquinos, y Aranda de Duero, por el contrario, tiene arandinos. Y el vino que se da en las tierras de Aranda, mayormente la Ribera, no se parece al de Nueva York ni por asomo. Y no digamos el lechazo.

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Messi y Cristiano son comparables, como se ve cada jornada; pero en ningún caso son equiparables

Ya las hemos comparado. Luego Nueva York y Aranda son comparables.

Quienes intervenían en el mencionado debate futbolístico no podrían ponerse de acuerdo nunca, porque cada uno pensaba en un mismo verbo con significados diferentes, y hasta opuestos. Quien sostuvo que Cristiano y Messi eran comparables hablaba de que habían marcado casi los mismos goles, ganaban casi el mismo dinero, eran la referencia de sus equipos... Y quien sostenía lo contrario argüía que no se les podía comparar porque uno salió de la cantera azulgrana y el otro fue fichado a golpe de transferencia, que el uno trabaja para el grupo y el otro despliega un juego más individual...

Al debate le faltaba una palabra. Messi y Cristiano son comparables, como se ve cada jornada; pero en ningún caso son equiparables (es decir, iguales o equivalentes).

La vida política, no sólo la deportiva, también nos aporta ejemplos de equiparaciones que merecerían más la palabra "comparación". Y viceversa.

Miguel Arias Cañete fue designado el 11 de abril cabeza de lista del PP para las elecciones europeas, y continuó como ministro hasta el 28 de abril. La oposición criticó que hiciera campaña desde su cargo oficial, que mezclara actos institucionales con actos de partido y que la incompatibilidad ética no le llevara a dimitir antes.

Las fuentes del Gobierno respondieron insinuando que esa situación era equiparable con las que vivieron tiempo atrás los candidatos socialistas Juan Fernando López Aguilar, José Montilla y Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero aquí más valía comparar que equiparar. López Aguilar, candidato a presidir Canarias, cesó como ministro un 12 de febrero, tres meses antes de las elecciones del 27 de mayo de 2007. José Montilla, candidato catalán, dejó su ministerio el 29 de agosto de 2006, a dos meses de las votaciones del 1 de noviembre. Pérez Rubalcaba, por su parte, abandonó la vicepresidencia el 8 de julio de 2011, cuando ni siquiera se habían convocado los comicios del 20 de noviembre; y por tanto, dejó el Gobierno cinco meses antes. Arias Cañete cesó el 28 de abril pasado, con 27 días de antelación respecto a la jornada electoral. Llevaba sólo dos semanas como candidato, pero es el único de todos que ha llegado como ministro hasta el límite para la proclamación de las listas.

En junio de 2011, hace casi tres años, el diputado Esteban González Pons (PP) denunció: "Alfredo Pérez Rubalcaba utiliza los recursos del Gobierno para su campaña electoral". En cambio, defendía ahora que su compañero Arias Cañete simultanease los dos desempeños; y alegó como explicación: "Los presidentes siguen siendo presidentes cuando son candidatos a la presidencia del Gobierno".

También conviene comparar las palabras que se pronuncian en la oposición con las que se dicen luego en el poder. No suelen ser equiparables.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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