La detención de El Chapo
La detención de El Chapo Guzmán ha provocado revuelo y una gran cantidad de comentarios y notas en los diarios de todo el mundo. Una de las notas al respecto que publicó EL PAÍS, titulada Marcha en apoyo de El Chapo, mostraba la foto de una manifestación pacífica en su natal Estado de Sinaloa exigiendo la liberación o al menos la no extradición del narcotraficante. Al poco de haberla compartido en Facebook, recibí un mensaje de una amiga, también mexicana, que vive en el Estado colindante, Sonora. Me habló de la otra cara de esta noticia, una que no podemos negar. La gente ahí, más que defender a El Chapo, teme ahora por lo que seguramente se convertirá en una intensa y violenta lucha del resto de los carteles de la droga por ganar ese apreciado territorio fronterizo para sí mismos. Hasta ahora, me explicaba, pueden utilizar las carreteras con tranquilidad, salir de noche y hacer una vida normal, sin miedo. Ahora, su gran miedo es que esa situación cambie y Sonora se convierta en el nuevo Michoacán o Tamaulipas. Concluye diciéndome que se alegra de la detención, pero no se alegra de lo que posiblemente les espera. Y más nos alegraríamos las dos de que, igual que se detuvo a El Chapo, se juzgara a tantos políticos corruptos que han permitido que el narcotraficante mexicano se convirtiera en el criminal más buscado del mundo.— Ruth Fajardo Grajeda.
