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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Crecimiento, pero lento

La falta de crédito, la caída salarial y el riesgo de nuevos ajustes ralentizan la salida de la crisis

Tanto las proyecciones económicas más recientes de la Comisión Europea como los indicadores del Banco de España confirman lo que ya podía entreverse en 2013: la economía española progresa en el crecimiento esperado para 2014 y 2015 (la CE pronostica tasas del 1%, el doble de lo previsto hasta ahora, y el 1,7%, respectivamente). Pero se trata de una senda de crecimiento lento, pendiente además de los equilibrios con otras variables, como el déficit y la deuda. Y no podía ser de otra forma, porque en contra de una reactivación rápida y sostenida de la economía juegan dos factores importantes: la profunda caída del crédito en el sistema económico, lastrado por las incertidumbres que pesan todavía sobre los balances bancarios recién recapitalizados (pruebas de solvencia, aumento de la morosidad); y una caída de los salarios que frena el consumo.

Estos equilibrios deben tenerse en cuenta cuando se proclama que la recuperación económica ya está aquí o que el año próximo señalará el despegue definitivo de la economía. El dilema central de la política económica española, cuyo objetivo es la estabilidad financiera, sigue siendo la contradicción entre cumplir el objetivo de déficit (en cuyo caso tendrá que continuar con los ajustes presupuestarios y ralentizar la recuperación) o dar por terminada la etapa de restricciones fiscales y optar por políticas de estímulos a la inversión y el empleo, en cuyo caso los objetivos de estabilidad no se cumplirían.

La Comisión ha recordado cortésmente al Gobierno español que en 2013 no ha cumplido el objetivo de déficit (6,7% del PIB sin ayudas a la banca, dos décimas por encima de lo previsto), que 2014 está en el aire y que en 2015 probablemente tampoco se cumplirá. La recuperación deseada pende de varios hilos; uno de ellos es qué camino seguirá el Gobierno en esta encrucijada. Conviene matizar el sonoro anuncio de medidas de estímulo en el debate sobre el estado de la nación. Las proclamas generales (reducción de impuestos, tarifa plana de cotizaciones) suelen tener un vuelo más corto cuando se concretan en normas; y tampoco es que la nueva exención del IRPF vaya a sostener un repunte intenso del consumo. Para creer a pies juntillas en las protestas del ministro de Economía contra las políticas de austeridad tendrán que llegar decisiones más radicales que las del martes.

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El informe del Banco de España ratifica esa tendencia. El mensaje favorable es que se confirma la línea de crecimiento; el inconveniente es una caída salarial más pronunciada de lo calculado hasta ahora. La traducción es que la depresión salarial abaratará los costes de creación de empleo (siempre que el mercado aumente); pero el consumo seguirá constreñido por la limitación de las rentas salariales. Gráficamente, la salida de la recesión en España será en L (al menos tres trimestres con tasas muy moderadas de crecimiento) y no en V, la salida que más rápidamente trasladaría la mejora en el crecimiento al conjunto de los ciudadanos.

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