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LA CUARTA PÁGINA
Tribuna
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Lo que está en juego en Ucrania

Desde el futuro del país hasta el de la propia Europa, pasando por la suerte de Rusia y del presidente Putin, estas son las claves que hay que tener en cuenta al contemplar el drama de la insurrección

Timothy Garton Ash
EVA VÁZQUEZ

 Más allá de las barricadas en llamas y los cadáveres en las calles, he aquí cinco grandes cosas que están en juego en el drama de la insurrección en Ucrania.

» 1. El futuro de Ucrania como Estado-nación independiente

La violencia intensa dentro de un Estado, aunque no llegue a la guerra civil, puede seguir dos direcciones totalmente distintas. Puede desgarrar el Estado, como en el caso de Siria y la antigua Yugoslavia, o, si la gente colabora para apartarse del borde del abismo, puede unir más aún una nación, como en Sudáfrica. Un Estado-nación es un país en el que el Estado crea la identidad nacional común de los ciudadanos, en lugar de consolidar una identidad étnica única ya existente.

Un motivo por el que los últimos meses en Ucrania han sido tan caóticos es que, a pesar de ser independiente desde hace más de dos decenios, no es ni un Estado plenamente funcional ni una nación completamente formada. Hablar de “fuerzas del orden” al describir lo sucedido en Kiev durante la última semana es como comparar una merienda de té y pastas con un cóctel de vodka, cartílagos y sangre. El presidente Víktor Yanukóvich es un matón, pero además es un matón incompetente. Unas fuerzas de seguridad eficientes y disciplinadas no dispararían casi al azar contra los manifestantes un instante y dejarían las calles en sus manos un minuto después.

Tampoco la Administración, el Parlamento y la economía de Ucrania tienen nada que ver con los de un Estado europeo normal. Están extraordinariamente infiltrados y manipulados por oligarcas, camarillas y la familia del presidente, también conocida como La Familia. Por poner solo un ejemplo: según la edición ucrania de la revista Forbes, en enero de 2014, el hijo de Yanukóvich, antiguo dentista, obtuvo el 50% de todas las licitaciones del Estado; seguramente la mayor extracción dental de la historia.

Sin Kiev, Rusia dejará de ser un imperio y tiene la oportunidad de derivar en un estado-nación

Esa situación, además de la brutalidad de los soldados, es la que tanta indignación despierta entre muchos ucranios, algunos de los cuales han dado su vida en la lucha para cambiarla. No obstante, si se logra consolidar el acuerdo propuesto —que consiste en formar un Gobierno de coalición, llevar a cabo una reforma constitucional que devuelva más poderes al Parlamento y celebrar una elección presidencial antes de que termine el año—, estos días cubiertos de sangre podrían pasar a la historia de Ucrania como un capítulo decisivo en el camino hacia convertirse en un auténtico Estado-nación independiente. Si no, el peligro es la desintegración.

» 2. El futuro de Rusia como Estado-nación o como imperio

Con Ucrania, Rusia sigue siendo un imperio; sin Ucrania, tiene la oportunidad de convertirse también en un Estado-nación. El futuro de Ucrania es mucho más importante para la identidad nacional de Rusia que el de Escocia para la de Inglaterra. Hace siglos, los habitantes del territorio que hoy constituye Ucrania fueron los primeros rusos. Hoy, los ucranios van a determinar el futuro de la Rusia actual.

» 3. El futuro de Vladímir Putin

El periodista ruso independiente Konstantin von Eggert dijo en una ocasión que el hecho más importante de la política rusa en los últimos 10 años no se había producido en Rusia, sino que fue la revolución naranja de 2004 en Ucrania. Para el régimen de Putin, la revuelta de 2004 fue la más peligrosa de los 15 años de revoluciones de colores o de terciopelo que habían comenzado en Europa central en 1989. De ahí que, con un talento y un éxito considerables, los “tecnólogos políticos” de Putin empezaran a desarrollar técnicas para contrarrestarla. Para conseguirlo, por supuesto, recurrieron a la brutalidad, pero no solo, porque también contaron con montañas de dinero, varias ONGOG (organizaciones no gubernamentales organizadas por el Gobierno) y una manipulación de los medios de comunicación que hace que, a su lado, el famoso portavoz de Tony Blair, Alistair Campbell, parezca una hermanita de la caridad. Cuando Putin superó la oferta de asociación que le había hecho la UE a Ucrania, llena de reglas y escasa de fondos, con una contraoferta de nada menos que 15.000 millones de dólares, el conocido tecnólogo político ruso Marat Gelman tuiteó: “Instalación en Maidan vendida por 15.000 millones: la obra de arte más cara de la historia” (Maidan es la plaza de la Independencia de Kiev, epicentro de las protestas).

La UE se equivocó al exigir al país entre ellos y nosotros sin dar el dinero que necesitaba

Sin embargo, los planes no dieron el fruto deseado. De modo que, hace 15 días, Putin y Yanukóvich se entrevistaron en Sochi; el lunes pasado, Rusia desembolsó otros 15.000 millones de dólares; y el martes, la milicia de Yanukóvich empezó a utilizar fuego real contra unos manifestantes cada vez más desesperados y en ocasiones violentos. El hecho de que Putin estuviera dispuesto a arriesgarse a una reacción negativa de la comunidad internacional durante sus preciosos Juegos Olímpicos demuestra lo importante que es Ucrania para él. Ahora, ante los acontecimientos ocurridos sobre el terreno, ha decidido emprender una retirada táctica, pero no nos hagamos ilusiones: no va a dejar de intervenir.

» 4. El futuro de Europa como potencia estratégica

De la misma manera que Ucrania no sufre una mera división entre Este y Oeste, desde el punto de vista geopolítico no se trata de saber si Ucrania se une a Europa o a Rusia. Se trata de saber si Ucrania se integra cada vez más en la comunidad política y económica de Europa y al mismo tiempo mantiene una relación muy estrecha con Rusia. Y se trata de saber también si la Unión Europea va a defender los valores europeos fundamentales en su propio umbral, algo que no fue capaz de hacer en Bosnia hace 20 años.

Resulta ya innegable que la UE se equivocó en otoño al presentar un ultimátum y obligar a Ucrania a elegir entre “ellos o nosotros” sin ofrecerle el dinero que tanto necesitaba ni una perspectiva clara de integración en la UE. Como dice el experto en Ucrania Andrew Wilson, la UE acudió con una barra de pan a una pelea con navajas. En las últimas semanas se ha mostrado más astuta. El acuerdo propuesto el viernes fue un éxito diplomático personal de los ministros de Exteriores de Alemania, Polonia y Francia. Ahora bien, ¿puede una Europa debilitada por la crisis de la eurozona tener la imaginación estratégica y la determinación que hacen falta a largo plazo?

» 5. El futuro de la revolución

He escrito que, en nuestra era, el modelo de revolución de 1789 ha sido sustituido por el de 1989: en lugar de la radicalización, la violencia y la guillotina, ahora recurrimos a protestas pacíficas de masas seguidas de una transición negociada. En los últimos tiempos, el modelo está algo maltrecho, no solo debido a las heridas de Ucrania, sino por el otoño violento que siguió a la primavera árabe. Sin embargo, si se consolida el frágil acuerdo ahora conseguido y se contiene la furia en las calles, Europa quizá pueda volver a demostrar que, a veces, somos capaces de aprender de la historia.

Timothy Garton Ash es catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige www.freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su último libro es Los hechos son subversivos: Ideas y personajes para una década sin nombre. Twitter: @fromTGA.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

 

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