El hijo dilecto del rock and roll

Era apenas un adolescente cuando su padre le reñía por subir las escaleras cantando “chalauras” y su madre le pedía que no dijera “picardías” en el escenario. Pero Miguel Ríos (Granada, 1944) siguió en sus trece y, sin abandonar sus chalauras y picardías, se convirtió en la cara y la voz del rock español. De eso hace ya mucho tiempo, tanto que incluso el rockero se retiró “de la carretera y de las giras” a finales de 2011, aunque nadie ha olvidado al autor Bienvenidos o Santa Lucía. Y menos aún el Gobierno de Andalucía que ha decidido concederle el título de Hijo Predilecto, el máximo galardón que otorga la comunidad. Con él se estrenará en estas lides la presidenta de la comunidad, Susana Díaz, el próximo 28 de febrero, Día de Andalucía. Esta distinción la han recibido antes, entre otros, Antonio Banderas, Luis Gordillo, Juana de Aizpuru, Felipe González, Carmen Laffón y Emilio Lledó.

Miguel Ríos, que tiene la Medalla de Andalucía desde 2002, se ha retirado “de cobrar”, como apunta una de sus sobrinas, pero no de cantar porque desde que ofreció el último concierto de la gira de despedida en México “va allá donde lo llaman”, siempre para causas benéficas.

El músico, que comenzó a principios de los sesenta como Mike Ríos, el rey del twist, ha sabido capear todos los temporales desde entonces con buena música y un directo honesto y potente con el que siempre ha conquistado al público. Como la palabra descansar no figura en su diccionario, este año ha publicado sus memorias, Cosas que siempre quise contarte (Planeta) que, de propina, ha salido con una canción homónima. Decía que se iba a retirar en Granada, su ciudad, pero desde que salió el libro pasa más tiempo en Madrid porque anda de la ceca a la Meca con las presentaciones.