Te quiero sin rosas, sin diamantes
Por Carlos Ballesteros
Que te quiero, te amo y eres lo más importante de mi vida es algo que sabes y no tienes que olvidar nunca. El amor se demuestra tanto día a día, en las pequeñas cosas cotidianas, como en los grandes proyectos comunes (criar hijos por ejemplo). Cuando llevas años con la misma persona es verdad que la costumbre, lo diario y rutinario pueden acabar con la pasión desenfrenada y las mariposas en el estómago de los primeros meses, sí, pero eso no quita para que el amor, el cariño y el deseo sigan existiendo. También es cierto que esa actitud de los primeros días puede ser reconquistada, reflotada de muchas maneras creativas, sorprendentes y románticas.
Las marcas, los centros comerciales, la publicidad parecen obligarnos a que haya un día en el calendario en el que sea obligatorio decir que nos queremos. Tras las melifluas y melosas Navidades en las que todo el mundo quiere a todo el mundo y los buenos sentimientos de caridad y villancicos pululan por todas partes, y tras el paréntesis desenfrenado de las rebajas y el recibo de la tarjeta de enero….el 14 de febrero me han dicho que tengo que decirte que te quiero. ¡Te quiero! Pero te lo digo sin rosas, sin diamantes, sin corazones, sin bombones y sin cena o escapada a un spa. Te lo digo el 14 y el 20 y el 1 de marzo y cada vez que te veo y me doy cuenta de lo afortunado que soy por estar contigo. Te lo digo todos los días sin que el complejo entramado comercial que se monta alrededor de San Valentín. No, no te voy a comprar flores, o al menos no ese día. Otro día, cualquier otro día, porque me salga de muy dentro lo haré (y probablemente me salga mucho más barato). Esto último no queda políticamente muy correcto que digamos. Los sloganes de esta última semana me han dicho que si te quiero me debo gastar el dinero y que la intensidad de mi amor se mide por el saldo de la tarjeta: que cuanto más caro sea el regalo más se demuestra mi cariño hacia ti.
Pero no. No voy a hacerlo. Igual que a mi madre la quiero, la respeto y la admiro todos los días del año y no el primer domingo de mayo (bueno, en mi caso coincide que ese día es su cumpleaños) o a mi padre le quiero, le respeto y le admiro aunque no sea 19 de marzo, a ti te quiero te respeto y te admiro más allá de un San Valentín comercial inventado para animar ventas, derrochar dinero e incluso a veces acallar conciencias con un regalo caro –igual que esos viajeros de negocios que se acuerdan de los hijos e hijas en las tiendas de los aeropuertos, a punto de coger el último vuelo de la noche de vuelta a casa- que sustituya tiempo, risas, aficiones compartidas… con un brillante o un abrigo de piel. Tampoco hay un día del hijo, o de la hermana, o de los abuelos (bueno, este a veces lo ha intentado instaurar un gran almacén, el único, de nuestro país, sin éxito por ahora) para decirle a estas personas lo mucho que las queremos, admiramos, respetamos.
Hoy es 14 de febrero, el “Día de los “Enamorados”, dicen las tiendas. No sé si en algún lugar habrá algún dato que mida el amor según el gasto en ese día, pero no me extrañaría que alguien lo esté calculando: tanto gastado por los españoles este año, un x% más que el año pasado “¡España va bien y se quiere mucho!”; un decremento de un x% “ Los españoles nos queremos menos debido a la crisis”; adelantamos en gasto amoroso a los alemanes “ La pasión latina arrasa con la frialdad teutónica” y asi se me ocurren un sinfín de titulares.
Bromas aparte. Hagamos un consumo responsable también en el amor. Pongamos a la persona amada en el centro de nuestra vida, dediquémosla tiempo, sonrisas y caricias. Seamos cómplices de muchas cosas: cocinemos juntos una cena, escapémonos un día de diario al monte o a la playa, hagamos cabeza contar cabeza un puzzle……el 14 o cualquier otro día. ¡Que el calendario comercial no marque nuestro amor! ¡Que la agenda de los centros comerciales no condicione cuándo y cómo tenemos que querernos!
Fotografía de apertura: Young couple chalking hearts onto a tree (14 feb. 1944), vía Flickr - The commons
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.