La mano biónica
Nunca hay que desdeñar ninguna línea de progreso porque, en ciencia, nada cae en saco roto
El danés Dennis Aabo Sorensen, de 37 años, tuvo la mala suerte de perder la mano en un accidente. Nueve años después ha vuelto a experimentar la sensación de coger un objeto y, lo que es más importante, distinguir, con los ojos vendados, si es una pelota o una mandarina. Ha podido recuperar el tacto. Semejante avance ha sido posible gracias a una mano robótica desarrollada por científicos del BioRobotics Institute de Pisa y la École Polytechnique Fédérale de Lausana, con la colaboración de otros laboratorios europeos que participan en el proyecto Lifehand 2.
Lo innovador de esta mano protésica es que dispone de un sistema de retroalimentación sensorial que no solo permite al paciente experimentar las sensaciones en tiempo real, sino modular una respuesta inmediata. Para ello, los científicos han conectado el sofisticado sistema electrónico de la prótesis a los nervios del brazo, que se habían conservado intactos. Así se pueden transmitir al cerebro los datos de textura, peso, etcétera que recaba la mano biónica, y recibir de vuelta las órdenes que el cerebro emite a partir de estos impulsos. Todo un hito científico.
Sorensen pudo volver a hacer algo que en la vida cotidiana ni siquiera percibimos porque forma parte de las funciones que esa máquina de alta precisión que es el cuerpo humano ejecuta de forma rutinaria. Por ejemplo, saber con cuánta fuerza se ha de sostener un objeto para que no se nos caiga. En el futuro, este sistema permitirá percibir también otras variables, como la temperatura.
La sustitución de órganos por equivalentes mecánicos ha resultado mucho más difícil de lo que se creía cuando, en los años ochenta, se hablaba del hombre biónico como algo que estaba a la vuelta de la esquina. La combinación de robótica e informática ha permitido grandes avances, pero estamos lejos de lograr algo que ahora parece más posible por otra vía, la ingeniería de tejidos.
Mediante un cambio de paradigma, algo frecuente en ciencia, la bioingeniería ha creado tejidos, por ejemplo una tráquea, a partir de células del propio cuerpo cultivadas en laboratorio. Ha avanzado más la medicina regenerativa en cinco años que la robótica en 30, pero nunca hay que desdeñar ninguna línea de progreso porque, en ciencia, nada cae en saco roto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.