_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El tren

Son muchas las mujeres que vienen a Madrid a decir que ningún obispo tiene más derecho que ellas a decidir sobre ellas

Jorge M. Reverte

La idea era sencilla: un tren lleno de mujeres asturianas tenía que llegar a la estación de Atocha de Madrid y, desde allí, salir en manifestación con el lema Yo decido por delante, hasta llegar al Congreso de los Diputados para entregar un escrito. No hay que gastar mucho tiempo en explicar que su contenido es contrario a la ley que pretenden sacar adelante Rajoy, Gallardón y Rouco para privatizar, en beneficio del nacionalcatolicismo, el útero de las mujeres.

Imagino al ministro del Interior, Jorge Fernández, preguntando a la Virgen de Fátima cuántos antidisturbios debe utilizar para detener un movimiento que ha crecido de forma impensable. Lo que un par de asociaciones de mujeres de Asturias ideó se ha convertido en una nueva marea: la del tren de la libertad. Vienen a Madrid mujeres de todas partes de España. Incluso de Francia, de Italia, de América Latina.

Quiero imaginar que la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, una de las pocas voces sensatas que, desde el PP, ha hablado sobre el aborto y la ley de plazos, se las estará arreglando para que los antidisturbios actúen con prudencia.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Van a ser millares tras la pancarta. Muchas de ellas, como Aida, Maricusa, Carmen, Begoña o Paz, herederas de aquella huelga que en 1962 ganaron en gran parte las mujeronas que, por toda violencia, echaban maíz a los esquiroles. Gallinas, les decían así.

Ahora la cosa es distinta. No apoyan a los hombres. Apoyan a las que son como ellas. A las que saben lo que es un aborto clandestino, a las que todavía hoy dependen del machismo para decidir sobre su cuerpo. Vienen a Madrid a decir que ningún obispo tiene más derecho que ellas sobre ellas.

Vienen a la ciudad donde la marea blanca acaba de ganar una batalla.

Los hombres, a los laterales, a aplaudir y a proteger. Al que no vaya, le echarán maíz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_