Hollande, decidido a ser un presidente soltero
Valérie Trierweiler recibió al presidente en La Lanterne, la segunda residencia oficial donde intentaron pactar una comunicación oficial sobre su estado
Mientras que el presidente François Hollande mantiene el misterio sobre su futuro sentimental, su todavía compañera oficial, Valérie Trierweiler, va recuperándose poco a poco de la “fatiga nerviosa extrema” por la que ha sido ingresada durante una semana. Desde que abandonó el hospital el pasado sábado, donde se encontraba desde la revelación del affaire de su pareja con la actriz Julie Gayet, sigue descansado, alejada del Elíseo, de su ajetreo y su foco mediático, pero no demasiado. Ha elegido, y no es causal, el pabellón de La Lanterne, en las afueras de París, que el exmandatario Nicolas Sarkozy había convertido en segunda residencia oficial. Una forma quizás de reivindicar su cuestionado estatus de pareja oficial del presidente. Allí precisamente se ha sabido que hubo un segundo encuentro entre la pareja.
El domingo Hollande se dirigió hacia La Lanterne para visitar a Trierweiler y posiblemente pactar una comunicación oficial sobre su estado. Sin embargo, de momento no se ha filtrado nada sobre el encuentro. Mientras que la prensa da por acabada la relación, el entorno político del presidente empieza a impacientarse, cansado de tener que contestar a preguntas sobre la vida privada del mandatario. Por eso va ganando la teoría de que el presidente francés está cada vez más decidido representar a Francia en solitario.
El mandatario podría elegir seguir los consejos de uno de sus fieles que en declaraciones al diario Le Figaro le aconsejaba inaugurar el periodo del “presidente soltero”. Según asegura el editorialista de I-Télé Michael Darmon, tras la conferencia de prensa de la semana pasada, el presidente habría confesado a un pequeño grupo de periodistas: “En el futuro no quiero que haya primera dama en el Elíseo”.
De la todavía primera dama hay pocas noticias. “Valérie Trierweiler está mejor y descansa en estos momentos en la residencia de la Lanterne”, señaló el presidente Hollande en el único comentario sobre su vida privada que concedió este lunes a la prensa durante su viaje oficial a Holanda, al que acudió solo. La todavía primera dama, figura no oficial pero que existe de facto en Francia aunque carece de estatuto, ha filtrado a través de su entorno encontrarse más “tranquila”. Incluso sigue dispuesta a acompañar al presidente en su viaje a Estados Unidos el próximo 11 de febrero, según indicó este martes la radio RTL. El presidente ha prometido clarificar antes de esta cita su situación.
Treirweiler se encuentra retirada en el palacete de La Lanterne, cerca del palacio de Versalles, famoso por haber albergado la luna de miel de Sarkozy con la cantante Carla Bruni en febrero de 2008, cuando era presidente de la República. La mansión, un pabellón de talla humana -200 metros cuadrados-, con piscina y pistas de tenis y que ocupa un terreno con jardines de cuatro hectáreas, era muy apreciada de la expareja presidencial, que pasaba allí sus fines de semana. Sarkozy, muy deportista, aprovechaba para ir a correr en los bosques vecinos.
Oficialmente residencia del primer ministro, Sarkozy se la cambió al entonces jefe del gobierno François Fillon por otra residencia presidencial. “Con la pérdida de La Lanterne, has perdido lo mejor del trabajo”, lanzó el también ex primer ministro Jean-Pierre Raffarrin a Fillon en aquella ocasión. Hollande también ha sucumbido al apacible encanto de la mansión, que dispone de cinco habitaciones con cuatro de baño y de dos estudios y toma su nombre de las 36 ventanas que inundan que luz su interior. Al igual que su predecesor, Hollande la utiliza como una suerte de oficina de fin de semana, donde escapar a la tensión del Elíseo.
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