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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un ‘drone’ llama a su puerta

Amazon está ensayando el uso de aviones no tripulados para repartir los pedidos a domicilio

Marcos Balfagón

Jeff Bezos, fundador de Amazon, la librería digital que se ha transformado en todo un hipermercado, acaba de darnos otra sorpresa: su compañía está ensayando el uso de drones para repartir los pedidos a domicilio. Lo anunció en 60 Minutes, el programa estrella de la cadena estadounidense CBS, y presentó un vídeo con el prototipo: un pequeño aparato que recoge el paquete de un almacén y lo lleva volando, literalmente, hasta la entrada de una casa, donde lo deposita con cuidado.

El avioncito no tripulado de ocho hélices (u “octocóptero”) y zumbido de moscardón funciona de forma autónoma, guiado por un GPS. Puede cargar hasta 2,3 kilos, y su radio de acción es de 16 kilómetros. El sistema, llamado Prime Air, podría estar operativo en unos cinco años, el tiempo que se calcula que tardará la Administración Federal de Aviación en regular el uso civil y comercial de los drones. En EE UU, de momento, los permisos se limitan a la policía y cuerpos de emergencia, además de los clubes de aficionados.

El de los aviones no tripulados es un universo sin límites. Lo mismo sirven para perseguir a terroristas por Pakistán que para fumigaciones agrícolas en Japón, vigilancia de ganado, inspección de instalaciones petroleras, fotografía aérea o cartografía de la selva amazónica. Bezos incluso podrá repartir a los suscriptores The Washington Post, diario que acaba de comprar. Los costes se han abaratado tanto, que por menos de 400 euros usted mismo puede poner un drone en su vida.

Bezos no ha inventado nada. Ha sido, una vez más, visionario. Y otras muchas empresas se frotan las manos, imaginando el ahorro de dinero y tiempo en los repartos. Claro que la idea encuentra algunas trabas. Su hábitat natural serán los vecindarios anglosajones de casitas con jardín y honradez acrisolada. En las ciudades lo tienen más complicado, aunque tal vez a los porteros les resulte más emocionante recibir un drone que al cartero. También inquieta la perspectiva de tener el cielo nublado con decenas de robotitos que van y vienen. Pero lo ha dicho Bezos: en un sistema que funciona y, pronto, los drones serán tan comunes como los camiones de reparto. Y viniendo de un tipo que con 30 años ideó Amazon en el garaje de su casa, hay que creerlo.

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