Hijo de papá, padre de Snapchat
Evan Spiegel, un chaval californiano de 23 años, ha dicho que no a Mark Zuckerberg y ha rechazado 3.000 millones de dólares por su aplicación de fotos
¿Quién rechaza miles de millones de dólares?
En el mundo de la tecnología, decirle que no a Mark Zuckerberg, el dilecto creador de Facebook, pasa por ser algo inusual. Rechazar 3.000 millones de dólares (2,2 millones de euros) pasa, se esté en el mundo que sea, por ser algo directamente demencial. Evan Spiegel, un chaval californiano de 23 años, hizo ambas cosas hace dos semanas: Facebook le había ofrecido esa suma por Snapchat, una aplicación que Spiegel había creado hace poco menos de dos años con tremendo éxito en la cual los usuarios pueden intercambiar fotos que solo permanecen unos segundos en el móvil —y que todavía no ha generado un céntimo en ingresos—, y él se negó. La decisión creó una oleada de artículos estupefactos en la prensa internacional, pero sobre todo le dio a este privilegiado hijo de adinerados empresarios lo que más se codicia en Silicon Valley después de un éxito en la comunicación: un mito alrededor de su persona.
¿Otro genio 2.0?
La biografía de Spiegel no da para mitos stevejobianos. Nació en 1990, hijo de un abogado que al poco ganaba tres millones de dólares al año y ha pasado su vida en lo que él define como una burbuja: su padre, John, lo llevaba en helicóptero a hacer snow a Canadá, tenía una paga de 2.000 dólares mensuales, aprendió a conducir en un Cadillac (su instituto no tenía donde aparcarlo, así que su padre presionó a la empresa colindante para que le dejara usar su parking) y estudió con profesores particulares de 250 dólares la hora. Así llegó a Stanford, la universidad que más genios tecnológicos ha dado, y en una conversación entre sus hermanos de la exclusiva fraternidad Kappa Sigma ideó Snapchat.
¿Se le quiere o se le odia?
El hermano en cuestión era Reggie Brown, uno de sus mejores amigos desde primer curso. Si se le pregunta a él, la idea de Snapchat fue suya. Spiegel discrepa: antes del lanzamiento, le echó del proyecto. El caso sigue en los tribunales, pero cuando este año la historia llegó a los medios, Snapchat tenía 350 millones de usuario, pero el mundo empezó a odiar al chico que siempre lo tuvo todo y ahora tiene también éxito y una novia a la que ha metido en un reality. “El visionario más odiado de Silicon Valley” era su segundo nombre en los titulares hasta que rechazó esa fortuna de Facebook. Tal vez fue un intento de cambiar esa imagen. Tal vez porque se ha creído el éxito de Snapchat. El caso es que ahora es el chico que rechazó 3.000 millones de dólares y aun así morirá rico.
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