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Cayetano Rivera Ordóñez deja el capote por los libros

El torero se ha matriculado en un curso del ESE Business School, orientado a la gestión económica y empresarial

Antonio Lorca
Cayetano Rivera Ordóñez.
Cayetano Rivera Ordóñez.CORDON

Decididamente, Cayetano Rivera Ordóñez (Cayetano en los carteles) no es un torero al uso. No todos, claro está, son hijos de una estirpe heroica y artista como los Ordóñez-Paquirri. No todos nacen con su planta inequívoca de galán de cine y esa enigmática mirada que tanto encandila; no todos tienen la oportunidad de enfundarse el traje de luces cuando otros ya piensan en la merecida retirada, disfrutar de una carrera corta y exitosa en reconocimientos y abultados honorarios, y decir adiós y dejar la puerta abierta para cuando guste volver.

Decididamente, Cayetano es un hombre con estrella.

Ahora, cuando se rumoreaba que había vuelto al campo para recuperar la amistad con los avíos toreros y preparar un glamoroso retorno a las plazas de toros, resulta que se ha inclinado por los libros y está hincando los codos para adquirir una formación empresarial que le permita navegar con buenos vientos en el mundo de los negocios.

Al parecer, el pasado 30 de mayo recibió el diploma de la Escuela de Negocios Edem de Valencia tras haber realizado el curso "15 x 15 comparte quince días con quince empresarios líderes", que se ha consolidado, dice el propio centro, como un referente en la formación de empresarios y directivos de alto nivel en el campo de la estrategia y el management empresarial. El acto de clausura se celebró por todo lo alto en el Palau de la Música, y el propio Cayetano hizo uso de la palabra.

Tras las enseñanzas recibidas sobre liderazgo, retos de grupos empresariales, dirección de personas y relaciones personales, el torero se ha matriculado en un Programa de Dirección General en el IESE Business School, que se imparte durante siete meses en Madrid y Barcelona, y está dirigido "a quienes quieren obtener una visión integral de la Dirección General en un entorno económico de cambio constante; desarrollar su talento y capacidad de liderazgo; potenciar el pensamiento estratégico, e impulsar la toma de decisiones y la implementación de acciones de forma eficaz", según figura en la página web de este centro, dependiente de la Universidad de Navarra. Esta misma semana varios paparazi han captado al Cayetano Rivera saliendo del centro con libros y carpetas en la mano.

EL PAÍS se ha puesto en contacto con Rivera Ordóñez quien ha declinado hacer declaraciones sobre el nuevo giro que ha dado su vida. Tampoco el torero confirma o desmiente si su proyecto de futuro pasa por volver a sentir el cosquilleo de una tarde de toros o aprovechar estos conocimientos de alto nivel -y muy caros, por cierto- para seguir los pasos de su hermano Francisco y explotar su capacidad empresarial más allá de su propia imagen.

De hecho, hasta ahora su cara ha sido su mejor empresa. Con ella -la cara- ha decorado muchas paradas de autobuses como reclamo de un perfume de Loewe, y con su cuerpo entero alcanzó notoriedad como modelo de Armani. En el recuerdo queda aquel traje de color greige, cuajado de bordados y dibujos realizados con lentejuelas y pequeños cristales de Swarovski, diseñado por la firma italiana, y que Cayetano lució en la corrida goyesca de 2009.

También hace unos meses se unió a un grupo de empresarios y familiares, en el que estaba su novia la modelo Eva González, para pujar por la titularidad de un mercado en Sevilla, que finalmente le arrebató su hermano Francisco.

A punto estuvo, también, de alcanzar la vitola de gran torero, pero ese terreno es más arriesgado y difícil que el del posado fotográfico. No fue suficiente que sea el dueño de los genes de una torería personalísima ni que haya sido el diestro más arropado y cuidado del largo escalafón. Los toros lo castigaron en demasía, olió el cloroformo más de la cuenta y tiene la piel con más cicatrices de las que le corresponden. Tal vez por ello, el año pasado por estas fechas dijo que se iba y dedicaría su atención ‘a otros proyectos que también me ilusionan’.

Quizá, esos otros sean de carácter empresarial y brujuleen en su mente para aprovechar los conocimientos de Ciencias de la Imagen que obtuvo en Los Ángeles, los idiomas que aprendió de pequeño en Suiza o los que está asimilando ahora ya hecho y derecho.

Sea como fuere, da toda la impresión de que el Cayetano torero es historia. Tenía 28 años cuando en 2005 debutó con caballos en su Ronda familiar y casi treinta cuando en la misma plaza tomó la alternativa. Fue recibido con expectación y con el afecto y la generosidad que ya quisieran otros, y a pesar de su natural timidez, y su corta carrera, pudo contar con capote y muleta algunas -pocas- notas de la mucha torería que lleva dentro.

Y, ahora, cuando le queda tanto por decir y su vuelta a los paseíllos se vislumbraba en el horizonte, parece decidido a cambiar el traje de luces por el de faena. Y seguro que triunfará también en los negocios, porque ese parece ser su destino. Es que Cayetano, torero o empresario, es un hombre con estrella.

 

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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