Cómo convertir YouTube en un gimnasio
El ejercicio en el salón de casa solía ser sinónimo de partida en la Wii o levantamiento de bol de palomitas. Hasta que llegó YouTube
¿Por qué están delgadas las modelos? Porque han olvidado su contraseña de Twitter. ¿Por qué está cada vez más gordo su vecino? Porque desde Domino’s Pizza ofrece dos por uno en sus comandas a través de internet ya no debe ni andar hasta el restaurante.
Y es que, si pasa muchas horas conectado a internet, no se mueve. Y si no se mueve, engorda. Si engorda un poco, nadie quiere acostarse con usted y si engorda mucho, igual hasta muere, que es casi peor que lo anterior. Conclusión, la red mata. Pues ya no. Una nueva estirpe de entrenadores está convirtiendo internet en el mejor gimnasio del mundo. En el siglo XXI, el de la inmovilidad, cada vez son menos las cosas que exigen que salgamos de casa.
Las mujeres tienen canales como XHIT, donde simpáticas señoras embutidas en mallas de colores flúor y luciendo permanentes en las que se podrían sacar kilos de heroína de Turquía sin despertar las sospechas de las autoridades locales, les ofrecen rutinas con títulos tan sugerentes como Ejercicio Miley Cyrus para piernas sexy o Ejercicio para un trasero Kim Kardashan. Nosotros no tenemos un Ejercicio para una calva como la de Bruce Willis o Ejercicio para perder la grasa y la gracia como Pablo Motos, pero sí tenemos nuestros gurús. Y si no, que se lo digan al más de millón y medio de suscriptores que tiene el entrenador alérgico a las camisetas de algodón Mike Chang en Six pack shorcuts, su canal de fitness en casa en Youtube. El tipo, que cuentan que una vez fue gordo, ofrece rutinas de entre tres y cinco minutos a base de flexiones, planchas, sentadillas y demás en las que promete ejercicio cardiovascular intenso y definición abdominal severa. Crea a adicción, y como casi todo lo que crea adicción, lo deja a uno hecho unos zorros.
Mike es la evolución de una especie que nació con Jane Fonda, se desarrolló con la venta de electrodos abdominales en los 90 y alcanzó el cénit de su vigorexia emocional con los ex luchadores de Pressing catch o secundarios de Los vigilantes de la playa anunciando el power plate a altas horas de la madrugada, cuando llega uno beodo a casa y no necesita artilugio alguno para darse cuenta de que todo da vueltas.
Del VHS a la TDT, y de la TDT al 3G, el fitness en casa; al contrario que el arbitraje en el fútbol, se ha movido al ritmo de la tecnología. Son hoy millones los que han cancelado su suscripción al gimnasio y han decidido ponerse en manos de gente como Mike Chang, quien ofrece una enorme variedad de rutinas que pueden cargarse en el ordenador, en el Ipad o en el smartphone para ser seguidas desde el suelo del salón de casa, la terraza o la encimera. Lo mejor es que, si uno quiere, puede utilizar un trapo de cocina como toalla, se puede hacer sin camiseta, o con una camiseta de Phil Collins, y nadie le mirará mal. Si dice que se ducha en casa después de hacer deporte (en casa) no se sospechará que lo hace porque la tiene pequeña o torcida. Lo mire como lo mire, todo son ventajas. Si hace trampa con los ejercicios solo se entera usted, y no hay nada más placengtero que algo que solo sabe uno. Y eso sin mencionar el vínculo emocional que uno termina creando con Chang o quien sea que llegue a entrenarte de forma viral. Es verle sudar la sentadilla y empezar a cuestionarse uno su sexualidad. La red ya no engorda.
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