El cabezazo de Zidane no encuentra sitio
Una estatua de la mítica falta del Mundial de 2006 es retirada del Paseo Marítimo de Doha La obra fue inaugurada a principios de mes, pero la polémica que levantó obliga a quitarla
El fútbol no deja de dar quebraderos de cabeza a Catar. Por si no fuera suficiente con la polémica sobre si el Mundial de 2022 va a poder celebrarse durante el tórrido verano del emirato, sus autoridades también han tenido que afrontar las críticas a la instalación de una estatua de Zidane en el Paseo Marítimo de Doha, la capital. En un repentino cambio de parecer, el Organismo de los Museos de Catar (QMA, en sus siglas inglesas) ha decidido trasladar provisionalmente la escultura al Museo de Arte Árabe Moderno (Mathaf).
La obra Cabezazo, del escultor argelino Adel Abdessemed, recoge el momento en el que el jugador francés Zinedine Zidane golpea con la cabeza al italiano Marco Materazzi durante la Copa del Mundo de 2006. Su compra por parte del QMA, que dirige la jequesa Mayasa Bint Hamad al Thani, hermana del actual emir, forma parte de un ambicioso programa de adquisición de arte tanto para los numerosos museos con los que el emirato aspira a convertirse en el centro cultural de la región como para embellecer la ciudad, en plena expansión.
“Cabezazo va unirse a la exposición individual [de Abdessemed] que en la actualidad se exhibe en Mathaf hasta el 5 de enero. Creo que ha habido una decisión de juntar todas las piezas”, ha explicado Kimberly French, la jefa de marketing del QMA, al digital Doha News. Con anterioridad, los responsables habían dicho que la escultura iba a quedarse en el Paseo Marítimo. Ahora, un comunicado de ese organismo asegura que “va a ser parte del paisaje artístico de Doha y su destino definitivo se dará a conocer pronto”.
La voz de alerta la dio un tuitero. “Se llevan la escultura Cabezazo del Paseo Marítimo. ¿Por qué?”, inquiría el paquistaní Ali Khanan en su cuenta de la red social, a la vez que acompañaba el comentario de una foto de la estatua a bordo de un camión.
Era de hecho una pregunta retórica. Desde que a principios de mes se instaló la gigantesca figura de bronce de cinco metros de altura, había generado numerosos comentarios hostiles de la población local. Para unos ensalzaba un comportamiento contrario al espíritu deportivo y a la moral; para otros, violaba la prohibición del islam de representar seres vivos. En realidad, la polémica ha acompañado a la estatua de dudoso valor artístico en todos los lugares donde se ha expuesto, primero ante el Centro Pompidou de París y después en la localidad italiana de Pietrasanta. Fue entonces cuando el QMA la adquirió por una cantidad que no se ha desvelado.
Resulta improbable que el traslado de la estatua al Mathaf acabe con la controversia. De hecho, la exposición La edad de oro de Abdessemed también está resultando discutida. Una videoinstalación titulada Primavera, en la que se ve a varios pollos gritando mientras da la impresión de que se queman, ha dado lugar a una inusual petición para que se cancele la muestra y se eche a los directores del museo y del QMA. Para muchos cataríes, y residentes, la pieza es “ofensiva, violenta y carente de gusto”.
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