El jurado rechaza la demanda de los Jackson contra la promotora
El tribunal considera que el médico Conrad Murray, contratado por la firma AEG y condenado después por el homicidio, era competente para cuidar a la estrella
La promotora de conciertos AEG no tuvo la culpa de la muerte de Michael Jackson. Así de simple fue la decisión este miércoles del jurado que durante cinco meses discutó en Los Angeles los últimos días del Rey del pop. Los organizadores de la que iba a ser su última gira sí fueron los encargados de la contratación del doctor que le suministró al cantante la fatídica dosis de propofol, el poderoso anestésico que le causó la muerte, pero Conrad Murray era un doctor competente y por lo tanto no existió negligencia en su contratación. Esa fue la decisión de los seis hombres y seis mujeres que durante más de cinco meses escucharon en un tribunal de Los Ángeles el testimonio de 50 personas en respuesta a la demanda interpuesta por la familia del artista contra la promotora AEG.
Durante este tiempo la familia Jackson, en concreto su madre Katherine, así como los tres hijos del intérprete, Prince, Paris y “Blanket”, presentaron pruebas de sus acusaciones contra la promotora de conciertos, asegurando que AEG actuó de forma negligente, exprimiendo la energía del Rey del pop e ignorando cualquier indicio de que le estaban llevando al borde de la muerte con sus rigurosos ensayos y la presión que ejercían sobre su persona, contratando a doctores como Murray básicamente para mantenerle con vida. Sin embargo el veredicto fue una gran victoria para la compañía ya que le jurado le dio hoy la razón a los argumentos presentados por AEG en un caso que ha mantenido, incluso después de muerto, el nombre de Jackson en los tribunales.
Según el veredicto, que llega escasamente tres días después de que comenzaran las deliberaciones, no existió negligencia ni en la contratación, ni en el mantenimiento o control del doctor Murray, quien hace 4 años suministró el anestésico causante de la muerte del cantante insomne y por la que cumple condena.
Un veredicto que exime a la promotora de cualquier responsabilidad económica, una cifra que nunca quedó determinada pero que se había llegado a perfilar por encima de 740 millones de euros en concepto de daños y perjuicios a la familia por la pérdida de uno de los talentos más populares en el mundo de la música.
Con su decisión, el jurado coincide con el retrato que presentó AEG de Jackson durante este juicio, en el que habló de una estrella drogadicta y venida a menos además de alguien con problemas a la hora de dormir y que ya había probado el propofol con anterioridad, anestésico que consideraba su tabla de salvación a la hora de dormir. Un cantante excéntrico que conocía a Murray y había trabajado con él con anterioridad y que impuso su contratación para la gira, This is It, que acabaría siendo su último trabajo artístico.
Y, sobre todo, una persona adulta que tomó sus propias decisiones por encima de lo que la compañía que le contrató podría haberle aconsejado.
Aunque la juez encargada del caso, Yvette Palazuelos, instruyó al jurado que contestaran a un total de 16 preguntas en su veredicto, la respuesta a la segunda pregunta, una rotunda negativa sobre si el doctor Murray estaba incapacitado para ejercer su profesión o era incompetente, puso fin a este juicio. Cuanto más se prolongaba la deliberación, tras 21 semanas de testimonios, más se pensaba que el jurado se inclinaría a favor de la familia. De hecho Katherine Jackson acudió nerviosa pero sonriente a recibir el veredicto, confiada en su victoria aunque seguida a corta distancia de una silla de ruedas en caso de ser necesaria.
Sin embargo la decisión final apoyó la teoría de la promotora eximiéndoles de toda responsabilidad. Dado que se trata de un caso civil, el veredicto no necesitaba ser unánime aunque tenía que contar con el apoyo de 9 miembros del jurado.
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