Polanski se enfrenta al rostro del que abusó
Samantha Geimer, la mujer a la que violó siendo una adolescente, utiliza como reclamo de portada en sus memorias una foto que le sacó el propio director con 13 años
En la industria del espectáculo rige una regla no escrita que dicta que si has vivido alguna experiencia traumática provocada por alguna celebridad, estás en tu derecho a explotarlo después para conseguir fama, dinero o notoriedad. Samantha Geimer se ha resistido a caer en esa tentación. Hasta hoy. El 17 de septiembre saldrá su autobiografía, The girl: A life in the shadow of Roman Polanski (Atria Books), donde reclama la identidad que le fue arrebatada en su adolescencia.
Para el mundo su historia se congeló hace 35 años, cuando ella tenía 13, el día en que se convirtió en “la chica” (de ahí el título del libro) de la que abusó Roman Polanski. La historia ya la conocen: el director la convocó a la casa de Jack Nicholson en Mulholland Drive (Los Ángeles) para realizarle una sesión fotográfica. La cita derivó en consumo de drogas y sexo en el jacuzzi y le valió al cineasta un largo periplo judicial cuyas consecuencias aún colean. Para él y para ella, la eterna secundaria en esta historia.
La edición viene precedida de una pequeña bomba promocional: su foto de portada, un melancólico primer plano de Geimer, fue tomada por el propio Polanski. Pertenece a la primera sesión del cineasta con la joven, tres semanas antes del abuso, en la que ya fue coaccionada por el cineasta para posar en top less. Esta sesión se hizo pública durante la demanda civil interpuesta por ella en 1988, que se saldó con un acuerdo en que el director se comprometió a pagarle medio millón de dólares para resarcirla.
El abogado de Geimer, Lawrence Silver, que ha contribuido al libro, reclamó que Polanski devolviera todas las fotos que había tomado de su víctima. La publicación de una de esas imágenes hoy en la portada fue uno de los reclamos de Geimer para escribir estas memorias. Su intención, como ella misma comentó cuando anunció que las estaba escribiendo, ha sido reclamar que es “más que una víctima sexual. Ofrezco mi historia hoy sin rabia, pero con un propósito: reclamar mi propia identidad”.
Tras el episodio, en 1978, Polanski huyó a Europa antes de que se dictara sentencia y el juez dictó una orden de busca y captura efectiva en 188 países. Aun así, el realizador se movió desde entonces libremente entre Francia y Suiza. En 2009, cuando acudía a un homenaje en el festival de cine de Zúrich, fue arrestado a petición de las autoridades estadounidenses. Suiza se negó a deportarlo y cumplió unos meses de arresto domiciliario en su chalé de la estación de esquí de Gstaad, recibiendo múltiples muestras de apoyo por parte de otros colegas de la cultura. Samantha Geimer, entretanto, solicitaba que se retirasen los cargos y reiteraba públicamente que ella ya le había perdonado.
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