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La telenovela de la hija de Chávez

La que fuera el ojito derecho del ex presidente venezolano 'tuitea' su vida farandulera y de excesos al mismo tiempo que declara su amor con un actor de culebrones

María Gabriela, con su padre, Hugo Chávez, el 8 de marzo de 2012 en La Habana.
María Gabriela, con su padre, Hugo Chávez, el 8 de marzo de 2012 en La Habana.REUTERS

María Gabriela era la hija consentida del presidente Hugo Chávez. Su más fiel seguidora y defensora. Su Primera Dama en los actos oficiales cuando él ya era un soltero divorciado (como en los noventa lo hacían Zulemita Menem en Argentina y Keiko Fujimori en Perú). El pilar de su círculo íntimo. Y su mejor alumna en la construcción de poder. Cuando el 12 de abril de 2002 los militares anunciaron que el presidente había “renunciado” y lo llevaron a la base de Fuerte Tiuna (a las afueras de Caracas), Chávez llamó por teléfono, antes que a cualquiera de sus familiares o colaboradores más cercanos, a María Gabriela. “Me tienen preso. Yo no he renunciado”, le dijo. Y ella se puso en contacto con varios periodistas para que le anunciaran al mundo “lo que en realidad estaba pasando: un golpe de Estado.” Por eso el líder cubano Fidel Castro le dice “la heroína.” Incluso, ante la enfermedad y el posterior fallecimiento de su padre y aprovechando su exposición mediática, se llegó a decir que podía ser candidata a la presidencia de la República.

El líder cubano Fidel Castro le dice "la heroína"

Pero en los capítulos del melodrama de María Gabriela Chávez Colmenares, cuyos detalles últimamente destila la prensa rosa de su país, hay amor, abandono, muerte, sueños y excesos. Es la hija menor que Hugo Chávez tuvo con su primera esposa, Nancy Colmenares, una profesora de primaria. Aunque no ha ejercido formalmente la profesión, estudió comunicación social en la Universidad Bolivariana de Venezuela, la institución pública que fundó su padre por decreto presidencial en 2003, para que nunca más fueran excluidos de la educación superior los sectores populares. Es madre soltera de una hija que acaba de entrar en la adolescencia (tema personal del que no habla), amiga de figuras del espectáculo y el deporte local y la protagonista de una de las subtramas actuales de la convulsa Venezuela.

Maria Gabriela Chavez con su novio 'Coco' Sosa, en una foto que subió a Twitter.
Maria Gabriela Chavez con su novio 'Coco' Sosa, en una foto que subió a Twitter.

A diferencia de sus hermanos (Rosa Virginia y Hugo) y de su hermanastra (Rosinés), ella no duda en hacer públicos sus comentarios (sentimentales y políticos) en las redes sociales. En Twitter, donde tiene más de 660.000 seguidores, desparrama la admiración a su difunto padre (“mi gigante”), se comunica con sus amigos, lanza mensajes de superación personal, publica fotos de sus viajes o de los conciertos a los que asiste, cuenta sus migrañas o sus incidentes cotidianos, responde a las críticas (personales o antichavistas), hace público el cariño hacia su familia y envía mensajes de amor. El pasado 20 de abril causó sensación al confirmar su nuevo romance con una foto donde aparece sonriendo y abrazada al actor Manuel “Coco” Sosa. “Con toooooodo nuestro Amor para ustedes! Se les quiere”, escribió.

Manuel Sosa es un actor que comenzó su carrera en las telenovelas de Radio Caracas Televisión (RCTV), empresa a la que en 2007 el gobierno de Hugo Chávez no le renovó la concesión por considerar que “promovió el golpe de Estado de 2002.” Le dicen “Coco” desde pequeño porque los que lo conocían notaban de inmediato su parecido con Cocoliso, el bebé de Popeye, el marino, y aprovechando su buen parecido físico está acostumbrado a interpretar al galán del melodrama. Tiene un hijo con la modelo Shannon De Lima (también ex pareja del cantante Marc Anthony) y una hija con la actriz Mirela Mendoza. Promovió el voto juvenil en la campaña chavista del pasado otoño y por Nicolás Maduro esta primavera. Y estuvo al lado de María Gabriela durante el funeral del presidente.

Es madre soltera de una adolescente (tema personal del que no habla)

María Gabriela, de 33 años, y Manuel, de 30, se conocieron hace unos seis años gracias a los amigos que tienen en común dentro de la farándula venezolana. Pero si tardaron en estar juntos fue porque la hija del presidente tenía una relación con Pablo Sepúlveda Allende, nieto del ex presidente chileno Salvador Allende. Fue el propio Hugo Chávez el que hizo con orgullo (y en directo) el anuncio oficial un domingo de mayo de 2009, durante la maratónica emisión de Aló, presidente. Incluso Pablo Sepúlveda se fue a vivir durante un tiempo con María Gabriela a La Casona, la residencia presidencial de Venezuela, mientras era uno de los médicos de Barrio Adentro, el programa gubernamental destinado a cuidar la salud de “los más desfavorecidos” de Venezuela.

Al terminar ese noviazgo, María Gabriela afianzó su amistad con actores, actrices, cantantes y deportistas (“a los que empezó a llegar gracias a su amiga Natasha Moll, una actriz que desde niña ha interpretado papeles secundarios en varias telenovelas”, cuenta una periodista venezolana que pide no revelar su nombre), sin importarle que la señalaran como “el lado más frívolo del chavismo”, sobre todo porque sumó el espectáculo al proyecto de su padre. Cuando el pasado otoño el convaleciente Hugo Chávez anunció que volvería a presentarse a las elecciones presidenciales, María Gabriela le sugirió que el grupo Los Cadillac´s lo acompañara en sus mítines. Chávez aceptó y entre discurso y discurso, sus seguidores se movían al ritmo pegadizo de la canción Chávez, corazón del pueblo (que luego retomaría Nicolás Maduro).

En Twitter tiene más de 660.000 seguidores y desparrama admiración a su padre ("mi gigante")

En plena etapa “fantástica” de su romance con Manuel Sosa y sin que quede claro de qué vive, la noche del pasado sábado 27 de abril María Gabriela fue a cenar comida tailandesa con sus amigas a un restaurante ubicado en la tercera planta del centro comercial Tolón, en el exclusivo barrio de Las Mercedes de Caracas. Antes de comerse el postre (“un pay de limón”) fue al baño y ahí dos chicas le dijeron “algo” para “molestarla.” El gerente intervino y echó a las dos mujeres del lugar. “Botaron a dos payasas que quisieron meterse conmigo. Lo siento por ellas. Se reserva derecho de admisión, ja ja”, dijo en Twitter la “infanta presidencial” para zanjar cualquier indicio de polémica.

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