Happy shopping
Autor invitado: Carlos Ballesteros (profesor de Comportamiento del Consumidor y militante activo por una economía basada en las personas)
La economía clásica ha usado habitualmente el concepto de utilidad para explicar por qué compramos: si la utilidad (una forma como cualquier otra de referirse a la felicidad) que esperamos recibir en el acto de compra es mayor que el sacrificio, en forma de desembolso monetario que tenemos que hacer, entonces compraremos. A partir de ahí la mayor parte de los ortodoxos han usado esta teoría para hacernos comprar alegremente: cuanto más te gastes mejor estarás; no compares el frío e impersonal dinero con la infinitud de promesas de vida feliz y cómoda que te ofrecemos desde las estanterías y los escaparates.
Es cierto que ha habido y hay voces críticas. Algunas, como las del economista Richard Easterlin, incluso científicamente sustentadas en una investigación empírica, que en 1974 formuló la paradoja que lleva su nombre y que plantea que no por tener más dinero se es más feliz, al contrario de lo que decían los clásicos. Otras hablan de decrecimiento, del "mejor con menos". Esta es precisamente la que pretende ser mi contribución a este blog. Hablar del happy shopping desde una perspectiva totalmente diferente a lo que este centro comercial nos plantea: que no se es más feliz teniendo más sino que precisamente en la sobriedad -término en desuso- es donde se puede encontrar el bienestar y desarrollarse plenamente. De las tres Rs famosas del ecologismo, la del Reducir es la primera y la que debería marcar nuestra conducta como consumidores de un mundo en peligro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.