El robo que hará de Lapo Elkann y ‘Lady Goga’ unas superestrellas
Pillados juntos tras ser víctimas de un robo, el italiano y la kazaja 'Lady Goga' ya son pareja de moda A ella, la autoproclamada “chica más rica del mundo”, le ha costado perder millones en joyas A él, heredero de Fiat, la credibilidad por la que luchaba tras su sobredosis de 2005
Es uno de esos sucesos que parecen urdidos por la activa mente de un guionista de Hollywood. Pareja multimillonaria alquila mansión de lujo en Barra de Maldonado, Punta del Este (Uruguay). Mientras cenan con sus selectos invitados, la madrugada del domingo 30 de diciembre (hora española), los ladrones penetran por una ventana del edificio y sustraen a la pareja joyas por valor de 3,6 millones de euros y un bolso con 25.000 euros en metálico. También los periodistas consiguen un pequeño botín: las víctimas del atraco son dos famosos a los que solo los más osados relacionaban entre sí: Lapo Elkann y Gaukhar Goga Ashkenazi, también conocida como Lady Goga.
Él, de 35 años, con un puesto en Ferrari y experto en lucir complementos de colores, es el segundo mayor accionista del Grupo Fiat y nieto predilecto del llorado Avvocato Agnelli. Una criatura en permanente desasosiego, que parece vivir aplastada por el peso de los apellidos, sin acabar de cuajar una carrera. Ella, de 32 años, es una especie de socialite multimillonaria, una versión kazaja de Paris Hilton, de exótica belleza asiática. Hija de un ingeniero de la antigua Unión Soviética, nadie sabe exactamente cómo ha llegado a convertirse en consejera delegada del Grupo MunaiGaz-Engineering, una gran compañía de petróleo y gas, y a dirigir MMG Global Consulting Group, una firma especializada en servicios petroleros. Además de haber invertido millones en Vionnet, la centenaria firma francesa, cuya modista se inspiraba en Isadora Duncan.
Las vacaciones de Año Nuevo de la pareja tendrían que haber pasado desapercibidas, pero el robo las ha convertido en noticia de portada. E, inevitablemente, seguirán dando que hablar porque de este particular rififí sorprende casi todo: ¿quién se lleva a la playa, por muy millonaria que sea, joyas valoradas en 3,6 millones de euros? ¿Y quién procede a guardarlas en una caja fuerte, en presencia —según declaraciones de Goga— de varios camareros desconocidos? Sobre todo cuando, como la propietaria de las alhajas confesó hace meses a la prensa británica, hace tiempo que le resulta difícil renovar la póliza de seguros. Demasiado famosa quizá y, por tanto, demasiado expuesta a los peligros de un robo como el que acaba de sufrir.
A Elkann, nieto de Giovanni Agnelli, lo fotografiaron en 2005 durante una sobredosis de cocaína, heroína y opio que sufrió en el domicilio de un travestido de Turín
Y sin embargo, la fama de Goga Ashkenazi, forjada en Reino Unido, es bastante reciente. De su biografía se conocen los detalles fundamentales. Que nació en Kazajistán, que su padre era ingeniero en tiempos de la perestroika de Gorbachov. Que tras la caída de la Unión Soviética regresó a la antigua república kazaja —que se independizó en 1990— y amasó una fortuna. Que su hija Goga se crió en Reino Unido, se licenció en Economía en Oxford y se casó con un rico hotelero de origen polaco, apellidado Ashkenazi, cuyo apellido conserva, y mantuvo después un romance con uno de los hombres fuertes de Kazajistán, Timur Kulibayev, oligarca petrolero y yerno del presidente de la república, Nursultan Nazarbayev. Goga tuvo un hijo con Kulibayev, del que se ocupan, según confesión de la joven madre, tres niñeras. Desde que en 2007 apareció junto al príncipe Andrés de Inglaterra (duque de York y ex de Sarah Ferguson), Lady Goga ha pasado a ser una celebridad del Hello!
En cuanto a Elkann, dueño de los 25.000 euros en metálico que volaron de la casa —y que no habían sido declarados en la aduana, por lo que la broma puede costarle una multa millonaria—, lo tiene todo desde la cuna. Hijo del escritor judío italo-francés Alain Elkann y de la única hija de Gianni Agnelli, Margherita (nacida católica y convertida después al cristianismo ortodoxo), nació en Nueva York, como sus dos hermanos, John y Ginebra, estudió en Brasil, Londres y París, y desarrolló desde pequeño un espíritu artístico y rebelde.
Mientras su hermano mayor, John, ascendía en el escalafón del grupo Fiat, del que hoy es presidente, Lapo tuvo una evolución más accidentada. Con todo, hasta finales de 2005 era el responsable del marketing internacional del grupo. Pero su carrera quedó interrumpida cuando una sobredosis de cocaína, heroína y opio estuvo a punto de costarle la vida. El 16 de octubre de 2005 salió del coma, pero perdió el puesto que ocupaba en Fiat y, lo que es más difícil de recuperar, la credibilidad como miembro solvente del clan. El escándalo se vio agigantado porque Lapo consumió la droga en el domicilio de un travestido muy conocido de Turín y un fotógrafo desaprensivo le tomó varias instantáneas en el lamentable estado en el que le encontraría después el equipo médico de la ambulancia que lo recogió.
Lapo Elkann pasó los siguientes años en EE UU desintoxicándose. Cuando finalmente regresó a Italia, parecía un hombre nuevo. Creó una firma de diseño, Italia Independent, y volcó toda su creatividad en dar nuevo brillo al made in Italy. En estos momentos es consultor de Ferrari y uno de los objetivos más codiciados por la prensa italiana, que le persigue en fiestas o presentaciones de moda. Hasta el pasado mes de diciembre, cuando ha reaparecido ante el mundo del brazo de Lady Goga. Una mujer abonada a los excesos, que se autoproclama la más rica del mundo y advierte: “No puedo casarme con nadie más pobre que yo”, mientras firma contratos y publica libros sobre cómo cazar lobos desde un helicóptero. Su compañía, para Lapo Elkann, puede representar un pequeño ascenso en el mundo del estrellato, pero le aleja del camino de la rehabilitación familiar.
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