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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La tortura del acoso escolar

El último suicidio por acoso escolar en Ciudad Real nos debería hacer reflexionar. A pesar de que cada día la sociedad está más informada de que existe algo llamado bullying en colegios e institutos, no son conscientes de su dimensión. Es una acción cruenta e incívica de un ser humano contra otro. He oído muchas veces la expresión “es cosa de niños”, como si eso quitase miga al asunto o lo hiciese menos duro. La mayoría de los que hemos sufrido acoso escolar, como es mi caso, no somos capaces de reconocerlo de adultos por vergüenza, como si hubiésemos sido culpables de los actos de los demás contra nosotros, como si fuésemos responsables de que nuestra estatura, volumen o inteligencia sea una razón para la mofa de otros.

El bullying es una tortura que sufren chicos y chicas diariamente en el centro que supuestamente les da educación, apoyo y formación. Los servicios sociales actúan rápidamente cuando hay un maltrato familiar, pero cuando existe un maltrato en el centro educativo miran para otro lado, educadores sociales y profesores, como si el problema fuese de otro, como si fuese algo con lo que debemos aprender a convivir. El acoso escolar es llegar a clase temblando, escuchar insultos, recibir agresiones físicas y amenazas, volver a casa llorando. En definitiva, es vivir con un miedo perpetuo y una profunda sensación de desamparo. Dejemos de pensar que son “cosas de niños” y empecemos a ser conscientes de que es un problema enraizado en la sociedad.— Beatriz García. Madrid.

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Ha muerto la adolescente que intentó suicidarse por presunto acoso escolar. Estudiaba en el mismo Instituto que me vio crecer y del que siempre me sentiré agradecida. No se trata de echar toda la culpa sobre un único culpable. Se trata, sobre todo, de concienciarnos sobre un asunto tan delicado como es el bullying para poder educar en valores, prevenir y tomar medidas.

La sociedad está muy confundida con las funciones de los centros educativos. No es admisible que se les exija la totalidad de la educación de sus hijos y —aquí viene la contradicción— también hacerles responsables de todos los problemas. Obviamente, sin la implicación de las familias en la educación, la labor docente no sería del todo factible. La investigación pondrá de manifiesto si otros indicios, además del posible acoso, fueron la causa del suicidio. Todos hemos sufrido alguna vez ciertos desprecios o burlas de nuestros compañeros que, a su vez, suelen reflejar problemas en su identidad personal o incluso en su entorno familiar. ¿Y todos nos hemos intentado suicidar?— Alicia Fernández. Ciudad Real.

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