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EL COMIDISTA
Columna
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El 'wikileaks' gastronómico de la familia real española

Tal como le van las cosas al Gobierno, me extraña que la cuenta de caprichos que consume Rajoy en sus vuelos no incluyera litros y litros de absenta, cazalla, éxtasis líquido y pegamento para esnifar

MATT

Mucho hablar de Julian Assange, los papeles del Pentágono y los secretos de la guerra de Irak, pero aquí estamos viviendo nuestro particular Wikileaks y no noto yo que las autoridades reaccionen o que las estructuras del Estado se tambaleen como debieran. Me refiero a los informes de las Fuerzas Aéreas españolas que está sacando a la luz Interviú, en un adictivo formato de serial que a mí me tiene más enganchado que Juego de tronos.

En la primera entrega, la revista nos contó los caprichos que se da nuestro querido líder Mariano Rajoy cuando viaja a otros países en aviones del ejército. Jamón ibérico de a 190 euros el kilo, solomillo o rodaballo, espero que salvaje, formaron parte de convites cuyas facturas superaron los 1.000 euros. Imagino que al pueblo llano no le habrán sentado muy bien estos dispendios en los tiempos de vacas esqueléticas medio muertas que vivimos, pero se imponen algunas reflexiones. Por un lado, el “extra de whisky y vino” que según la publicación pide Rajoy está más que justificado, tal como le van las cosas al Gobierno, y lo que a mí personalmente me extraña es que la cuenta no incluyera litros y litros de absenta, cazalla, éxtasis líquido y pegamento para esnifar. Por otro, las 24 botellas de vino y 10 de licores varios del vuelo a México para asistir a la cumbre del G-20 no se las bebió el solo, sino que las compartió con su mujer y una treintena de miembros del Ejecutivo.

Letizia ha sabido evolucionar de los kikos de maíz de Mercadona a unos de una marca valenciana más selecta

En el número de esta semana, además de ofrecernos una portada con un experimento científico muy interesante sobre la reacción de los pechos de Mercedes Milá ante la ausencia de gravedad, Interviú destapa qué les gusta comer a los miembros de la familia real en sus viajes por el mundo. Letizia, 10 points: lentejas, verduras, fruta, aceitunas negras, gazpacho Alvalle y, muy sensatamente, chapatas de jamón en vez de canapés. Incluso, ha sabido evolucionar de los kikos de maíz de Mercadona a unos de una marca valenciana más selecta. Don Juan Carlos, 7 points: pisto, cordero, habas con jamón, paella sin muchos tropiezos…, pero también lomo de corzo. Es decir, caza. Es decir, elefantes. Doña Sofía, 6 points: fruta no azucarada y palmeritas de Embassy, bien; Actimel y batido de chocolate de soja, paraciencia y sabores paniaguados. El príncipe Felipe, 5 points: solo exige patatas fritas de bolsa, y solo se salva del suspenso por el consiguiente ahorro para las arcas públicas. La infanta Cristina, -3 points: ¿caviar? ¿Lo dices en serio?

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