Consenso autonómico
La Conferencia de Presidentes exhibe un pacto de mínimos ante España y el resto de la UE
En medio de las especulaciones sobre la petición de rescate para la economía española —cuya inminencia fue desmentida por Mariano Rajoy— y de la reiteración de malas noticias sobre el paro desbocado, la V Conferencia de Presidentes autonómicos sorteó ayer la tentación del enfrentamiento y optó por un mensaje de unidad con vistas a la ciudadanía española y a las autoridades europeas. Tras discutir lo mal que va la financiación del Estado autonómico, lo cual es tanto como decir de algunos de los principales servicios que reciben los ciudadanos, hubo un compromiso unánime de luchar contra el déficit y de reabrir el debate sobre el reparto de la carga entre la Administración central y las autonomías. Artur Mas pidió que esa redistribución afecte ya al ejercicio de 2013 —José Antonio Griñán también lo apoya— pero, por el momento, la Conferencia de Presidentes envía el mensaje de que las comunidades cerrarán este año con un déficit del 1,5%, y de 0,7% el próximo. La redistribución no entraría en vigor antes de 2014.
Previamente, Rajoy había conseguido reducir los conatos de rebelión entre barones de su partido respecto a los Presupuestos de 2013. Y los socialistas prepararon la conferencia de forma que, a cambio de ciertas modificaciones al texto del Gobierno —impulsar políticas de crecimiento, dejar de poner el acento en los gastos y buscar más ingresos—, pudieran suscribir la imagen de unidad y relativo consenso demandada por el presidente del Gobierno. Debería haberse hecho antes. Una conferencia como esta y en una situación como la que atravesamos exigía más trabajo político previo y una agenda de trabajo precisa. También hace tiempo que debería haberse aclarado si la Conferencia de Presidentes autonómicos fue un invento para orillar la reforma del Senado, o si llega la hora de convertir a esta en verdadera Cámara de representación territorial, donde las autonomías se corresponsabilicen de la gobernación de España. Bien están las banderas al fondo, las alfombras rojas y la foto de familia, pero lo imprescindible es que funcionen las instituciones constitucionales: y el Senado no cumple una función clara en ese sentido.
Lo sucedido ayer contribuye a frenar la alegría, por no decir la irresponsabilidad, con que se había culpabilizado de la crisis económica al Estado de las autonomías. El socialista Patxi López y algunos presidentes del PP coincidieron en el mensaje: “Las comunidades autónomas no somos el problema, somos parte de la solución”. Ese reconocimiento resulta indispensable para abordar reformas en el sistema de financiación y para racionalizar la prestación de servicios entre la Administración central y las comunidades, evitando costosas duplicidades. La puerta se entreabre a una reforma del Estado de las autonomías. Nadie introdujo ayer discusiones sobre el modelo de Estado ni hubo alusiones soberanistas, por más que los debates estén planteados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.