Descanse en paz, mi querido profesor
Los que no estábamos muy lejos te echaremos de menos, rector. Siempre permanecerá en mi memoria su defensa del laicismo y por, encima de todo, de su querido Real Madrid. Largas comidas con sobremesas de zarzuela, acompañadas con habanos modelo Churchill o Montecristo del número 4, acompañaban el innumerable anecdotario que le encantaba repasar sobre las noches de negociaciones en Gredos ultimando nuestra Carta Magna o sobre la noche del fracasado 23-F de Tejero. Los valores de mi añorada Carlos III, hecha a tu viva imagen y semejanza, quedarán por siempre grabados en mí y en la del resto de mis compañeros que hoy te recordábamos entre emails y whatsapps.
Don Gregorio (hoy tampoco te voy a quitar el Don) tus sabias enseñanzas, tu admiración por los clásicos (Juan Locke, Jeremías Bentham o Juan-Jacobo Rousseau) o más recientes (tu profesor Elías Díaz), y tu distinción de la ética pública y la ética privada permanecerán en los nuevos estudiantes de Filosofía del Derecho. Esa Filosofía que tan poco te gustaba inculcar a los economistas pero que, con la promoción de la doble titulación en Derecho y Economía del 1998 (denominada Norberto Bobbio) quisiste hacer una excepción. Descanse en paz, mi querido profesor.— Juanjo Corral Moreno.