Niños pobres
Hay niños pobres en España. Muchos. Los que nos conmovemos con estas cifras debemos hacer algo
Tres de cada 10 niños españoles son pobres. Ser pobre en España, ha explicado la directora ejecutiva de Unicef, Paloma Escudero, no significa no comer pero sí no comer adecuadamente; ser pobre en España no significa no tener asistencia médica, pero sí carecer de tratamientos que no cubre la medicina pública; ser pobre en España no quiere decir no tener un techo pero sí no tener acceso a una vivienda digna; ser niño pobre en España no significa no poder jugar pero sí ser privado de las actividades que completan una educación. Hay ya más niños pobres que viejos pobres: 2.200.000. Son las cifras más demoledoras que nos ha arrojado la crisis. Escudero lo ha contado con la claridad e inteligencia que la caracterizan y hasta los medios que hacen malabarismos para justificar los recortes han tenido que dejar espacio para imprimir un titular que hace unos años hubiéramos considerado impensable: “Hoy en España la pobreza tiene cara de niño”.
He seguido desde hace años el trabajo de esta mujer de acción, Escudero, que ante las miserias del mundo opta por la actitud de arremangarse y trabajar, dejando para otros la lamentación pasiva, y estoy convencida de que lo que espera de los que tenemos una tribuna es que repitamos unos datos que han de despertar conciencias. Hay niños pobres en España. Muchos. Los que nos conmovemos con estas cifras debemos hacer algo. En cuanto a aquellos a los que enseguida disgusta el tono sensiblero que se adopta para hablar de la infancia pueden pensar en términos objetivos: se está condenando a la exclusión social a un porcentaje muy elevado de españoles. Es una falta de inversión en el futuro que puede anclarnos por muchos años en el pasado en el que vivieron nuestros padres cuando eran niños. Pero, por qué no decirlo, la simple idea de que un niño en nuestro país sea pobre es insoportable.
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